Narra Marcos
Me llamo Marcos y tengo dieciséis años. Soy alto, tengo el pelo corto y castaño casi marrón, tengo un buen y tonificado cuerpo ya que voy al gimnasio de vez en cuando. No sé puede decir que soy buen estudiante por que no lo soy, he repetido tercero de la ESO —Educación Secundaria Obligatoria — quedándome la gran mayoría, pero me da igual; tampoco se puede decir que hiciera mucho y todo por culpa de mis padres que por culpa de su trabajo hace unos meses me enteré que nos ibamos a mudar a una cuidad donde estuve hace muchos años, lo único bueno es que veré a mis antiguos amigos. Cuando empezó el verano nos mudamos a esta cuidad y no me termino de acostumbrar ni tampoco me acuerdo demasiado de este lugar, pero lo más seguro es que cualquier chica estaría dispuesta a mostrarle la cuidad a un chico como yo.
Esta mañana me he levantado a las diez como siempre ya que si me levanto más tarde sé que no me voy a mover en todo el día. Me levanté de mi cama algo desorientado y somnoliento y, como pude, fui a la cocina. Cuando entro en la cocina me encuentro con mis padres, como es habitual por las mañanas pero algo pasa por que están algo raros. Cuando he entrado se han puesto muy ¿tensos? Y me han mirado con miedo y eso me ha preocupado así que decidí que lo mejor era preguntarles que les pasaba y salir de dudas.
—¿Qué coño os pasa a vosotros? Ni que hubieseis visto un fantasama —farfullo.
—No hace falta que uses ese vocabulario con nosotros —farfulló mi padre. Rodé los ojos —. Siéntate, tenemos que hablar —informó bastante serio.
Les miro fijamente tratando de descubrir de que se trata, pero ninguno de los dos dicen nada. Termino obedeciéndoles y me senté en una de las sillas. Me cruzé de brazos esperando a que hablasen, pero tan solo me miraban para luego mirarse entre ellos y volver a mirarme a mí. Comenzaba a extresarme tanto secretismo.
—¿Qué queréis? —pregunté con desgana.
—Escucha a tu madre antes de decir algo —pidió mi padre mirándome serio.
Ambos se veían serios y eso me hacía pensar que algo iba mal.
—Muy bien —comienza a hablar mi madre, pero se detiene tan solo al decir esas pakabras y confirmo que algo va mal. Respiró hondo y empezó a hablar de nuevo —... Hemos encontrado un piso que está más cerca de la empresa de lo que está esta casa. Ya te hemos cambiado de instituto, está lejos de la casa, pero como vas a en moto no creo que tengas problema. El barrio es muy tranquilo y seguro te gusta; además estamos cerca de un parque y podrás ir allí con tus amigos —cuando terminó de hablar yo me quede con la boca en forma de una perfecta O y en estado de shock, no me lo podía creer.
Esto debe de ser una jodida broma de muy mal gusto y más después de haberme tenido que aguantar con esta mudanza, cargando cajas en esta casa para que me diga ahora que nos vamos a mudar de nuevo. Encima, me voy a mudar a un barrio que ni conozco y; además van y me cambian de colegio aunque pensándolo bien eso es algo bueno, puede que conozca a más chicas que ya me estoy cansando siempre de las mismas así que..., ¿por que no? ¿Qué malo puede haber? Y también seguiré en contacto con mis amigos del antiguo instituto. Lo malo es que no voy a ir al mismo que mis mejores amigos, pero tampoco pasa nada. Y, ahora que lo pienso, lo más probable es que en mi barrio nuevo haya más chicas guapas dispuesta a pasar un buen rato conmigo, así que con eso tampoco veo que halla problema.
—¿Cuándo nos mudamos? —pregunto algo más enstusiasmado que antes.
—Unos días antes de que empieze el colegio —explica mi padre —. Y tendrás que llevar uniforme —dijo mi padre, mirándome con seriedad.
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Enamorada de un gilipollas #1
Fiksi RemajaOs voy a contar cómo comenzó todo. Como es que me acabé enamorándome de la persona que más daño y a la vez a más feliz me ha hecho en toda mi vida. Yo no creía en el destino hasta que le ví a él, a Marcos, el mayor mujeriego, egocéntrico, cínico, pe...