0 : 0 4

645 65 49
                                    

Carter

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Carter

Con el pasar de los días, dejo de prestarle atención al hecho de que Jules no ha vuelto a hablarme como los días anteriores, pese a que voy seguido a la casa de los Moore, porque es como un segundo hogar para mí, no intercambiamos más que palabras de cortesía. Nuestras conversaciones con suerte sobrepasan los dos minutos, pero se quedan en el cinco como un máximo.

Siento que es mejor así, pero no puedo evitar preguntarme a qué se ha debido su cambio de humor. Un día todo fueron risas por el apodo que le escogí y al siguiente, tan solo me sonrió y se dio la vuelta con la excusa de que debía ir a preparar el almuerzo de los gemelos. Cada vez que nos encontramos, no hace más que saludarme para luego darse la vuelta.

Tengo el presentimiento que se debe a que todos han comenzado a llamarla Jules, en lugar de decir su nombre. Estoy casi seguro de que ha odiado el apodo, pero me ha dicho que no es así por cortesía. No parezco ser el único que padece de ese don o maldición.

—Así que, ¿qué tan preocupado estás por el cambio de humor en Jules? —No paso por alto la extraña manera con la que mi hermano y Ginger pronuncian su nombre, pero no le he tomado importancia.

—Más bien es intrigado, pero califiquémoslo como un cinco en una escala de diez —le respondo a Ginger, quien suelta una risa llena de mofa, mientras se desparrama en el asiento de su auto.

Odia manejar cuando venimos de regreso de las clases de yoga, así que me toca hacerlo a mí.

—Yo diría un ocho para no parecer exagerado —acota con gracia, y yo niego, porque sé que no es así.

Jules no puede interesarme, porque yo no estoy interesado en estar con nadie.

—Es solo la niñera, tú lo has dicho —le recuerdo.

—No lo parecía cuando le estabas coqueteando.

—Solo estaba siendo amable —corrijo, pero su rostro demuestra que no me cree en absoluto.

Me enfada que piense eso de mí, como si no me conociera lo suficiente.

—Tú eres amable por naturaleza, Carter Prescott, pero la actitud que has tenido con ella estaba lejos de esa aura tuya —Aprovecha que estamos en un semáforo en rojo para colocar su mano en mi hombro, distrayéndome de ver al frente para medio girar el rostro en su dirección—. No tienes que sentirte culpable, ella es agradable por naturaleza. Me agrada hasta a mí.

Ahora es mi turno de reír al ver su rostro lleno de culpa.

—No lo parece —Cambio de tema y ella me da hilo para olvidar que hablábamos de Jules.

—Es porque no puedo dejar que se dé cuenta que me agrada.

Me doy cuenta de mi error al ver la sonrisa que trata de fingir, para luego girar el rostro hacía el frente. Para Ginger el demostrar que puede sentir tristeza, es como otra imperfección que puede curar con una buena mascarilla.

La Voz de JulietaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora