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Carter

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Carter

—¿Quién es? —vuelve a preguntar Maika, mientras yo observo por la ventana en la espera de que Dash se aparezca, ambos tenemos mucho de qué hablar.

—La niñera de los Moore —respondo de mala gana, sin dar más detalles, porque puedo oler sus intenciones.

—¡Eso ya lo sé, Prescott! Quiero más detalles —pide y yo me giro para encontrarme con esa sonrisa de mujeriego que lo caracteriza.

—No. No los necesitas, porque no te vas a meter con ella —declaro con firmeza a lo que mi mejor amigo, eleva las cejas al mismo tiempo que también las palmas de las manos, como si quisiera demostrar que no esconde una segunda intención—. Hablo en serio.

—¿Por qué tanta seriedad? ¿Te gusta? ¿Tienen algo?

—Ya te he dicho que no, Maika, pero no quiero que juegues con ella.

El solo hecho de recordar lo que Jules pasó con su exnovio me hace sentir en la necesidad de alejar a Maika. Él definitivamente no es tan desgraciado como aquel infeliz, pero eso no quita que no es el hombre que ella necesita. Es inmaduro, mujeriego, pero un buen tipo, a fin de cuentas, las trata a todas como princesas, y siempre deja en claro lo que busca, pero no se merece a Jules.

—No voy a jugar con ella —Se deja caer sobre el sofá, con las piernas extendidas—. No a menos que ella quiera hacerlo —La sonrisa en su rostro aumenta al decirlo y yo quiero golpearlo por ser tan idiota—. ¡Es broma! Más o menos.

—¿A qué te refieres con más o menos? Te he dicho que no te acerques a ella, Maika. No lo hagas.

—¿Por qué no?

—Si, Carter, ¿por qué no? —La pregunta de Ginger me deja sin palabras, porque responder sería confirmar lo que ella ya supone. Que yo estoy siendo más que amable con la niñera de sus hermanos.

—¿No eran solo "amigos"? —Recuerda mi hermano, entrando con dos bolsas de papel entre las manos, y unos anteojos oscuros cubriendo sus ojos. Verlo de aquella forma, hace que la indecisión acerca de Jules se esfume para darle paso a lo que él ha hecho.

—Porque Maika es un mujeriego que provocaría que tus hermanos se queden sin niñera —acoto, aunque no es del todo una mentira—. Tenemos que hablar, Dash.

Mi hermano se coloca los lentes sobre la cabeza, mientras me observa con una ceja alzada, como si desconociera por completo el motivo de mi actitud. Es bastante inteligente como para descifrar que sé su secreto y quiero hablar de eso con él.

—No puedo ahora. Además, Maika ha venido desde California, no te comportes como un pésimo amigo, aunque ya lo estás siendo —Me guiña un ojo antes de subir las escaleras a paso rápido.

Intento seguirlo, pero Ginger me toma del hombro para devolverme a mi lugar. Me giro para encararla, pero ella me observa con mala cara, así que desisto y me quedo en dónde estoy.

La Voz de JulietaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora