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Julieta

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Julieta

—Bienvenida al cielo, super estrella.

Sonrío con la mirada cristalizada al observar el lugar, en cuanto Brandon abre la puerta para mí.

En Boston estuvimos en un estudio de grabación, pero era nada comparado con este. Solo entrar, sentir la ventisca contra mi piel, inhalar la fragancia de madera y canela; observar a detalle los instrumentos, la cabina, el centro de control y el micrófono, provocan que mi estómago revolotee con emoción.

—¡Excelente! ¿Grabaron eso? Es justo lo que queremos mostrar en el video promocional —la directora de escena se mueve del otro lado, junto a varias cámaras que me siguen los pasos—. Quiero unas cuantas tomas en el piano. Toca algo y nosotros haremos el resto, Julieta.

Ni siquiera tengo que pensarlo. Corro a la banca y me deleito de repasar las teclas con mis dedos. Siendo sincera, es intimidante cuando las cámaras van de un lado a otro, y el director da indicaciones en voz alta al resto de subordinados. Tengo que dar todo de mí para no desconcentrarme y reír nerviosa.

Pero al tocar una canción de Taylor Swift, me desconecto de lo que sucede a mi alrededor y me permito ser solamente yo. La sensación de las teclas contra la yema de mis dedos, de mis oídos captando el sonido y mi cuerpo agasajándose de la música es algo que no puedo describir con facilidad, y aun así nunca me cansaría de experimentar.

—¡Corte! ¡Eso fue espléndido, Julieta! —La directora llega hasta mí para tomar mi mano y felicitarme por todas las horas invertidas en el comercial del concurso, alabando lo bien que se me da estar detrás de las cámaras y la música—. Nos vemos más tarde durante el ensayo.

Al despedirse, no puedo evitar observar lo bien que le queda el cabello corto. A veces las ganas de querer tener un corte similar me han tentado, pero siempre he terminado declinando, porque me asusta arrepentirme y no me quejo de mi melena. Siempre ha sido así de larga.

Aisha llega corriendo en cuanto las cámaras se apagan para llevarme una botella de agua y mis cosas.

—Tu prima llamó y pidió que le devolvieras la llamada en cuanto pudieras.

—¿Sólo ella?

No quiero sonar ansiosa, pero tampoco puedo obviar el hecho de que no he sabido nada de Carter desde ayer por la tarde y comienzo a preocuparme. Solo ha pasado una semana desde que vine a Los Ángeles, pero mis días han estado llenos de un ajetreo que se siente como una eternidad que, aunque cansada, estoy disfrutando.

La asiática niega, mientras yo aprovecho para tomar agua, en lo que veo a Brandon hacer lo que mejor sabe hacer, hablar por teléfono con quien sabe quién. Hoy no luce tan nervioso como el resto de los días, sino un poco más relajado, supongo que se debe a que nos estamos adaptando bien.

Eso gracias a él y el horario que se ha armado junto a Aisha. Con suerte puedo ir al baño con tranquilidad.

—Hay que irnos. Conseguí que nos den una hora extra para ensayar —Aplaude para incentivarme a levantarme de la banca y acatar sus órdenes. Lanzo un bufido. Que las cosas estén fluyendo bien, no significa que no quiera tomarme un descanso justo—. Agradéceme cuando todos alaben tu presentación dentro de dos semanas. Entonces sonreirás con más ánimo.

La Voz de JulietaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora