0 : 3 2

318 41 110
                                    

Julieta

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Julieta

—Creí que estabas haciéndome la ley de las 72 horas —reclamo en tono de broma, aunque realmente si estoy levemente enfadada con él por haber desaparecido.

¿Tanto me extrañabas ya?

Dejo escapar una carcajada, pasando mi celular de una mano a otra, para poder tomar las salsas en la estantería a mi lado. De reojo me percato de las vistas que me lanzan las otras personas en el mismo pasillo.

—No tanto como tú para llamarme desde otro número.

Es para poder disimular nuestra relación. No vaya a ser que la prensa comience a especular sobre ambos —Vuelvo a soltar otra carcajada, mientras siento mis mejillas teñirse de un color rojizo y un escalofrío recorre mi columna vertebral.

—Claro. Hay que mantener tu perfil bajo, en especial cuando hablas con esta celebridad tan guapa.

Ahora es él quien lanza una risilla, mientras veo a una madre y a su hijo pasar un poco más despacio cuando están cerca de mí. Dejo el celular entre mi oreja y mi hombro, para poder tomar la carreta con ambas manos y empujarla al siguiente pasillo.

Necesito encontrar a los gemelos.

¿Tan rápido ya se te subió la fama? —juega y escucho el ruido de los autos de fondo, por lo que presiento está cerca de la carretera—. Estoy tan orgulloso de ti, Jules.

Sonrío por inercia, atrapando mi labio inferior entre mis dientes. Pero esa sonrisa boba se borra en cuanto Gigi y Harvey se acercan corriendo con un montón de golosinas entre sus pequeños brazos.

—No vamos a llevar todo eso —susurro—. Gracias. ¿Qué pasó con tu celular? —me dirijo a Carter, mientras comienzo a revisar todo lo que ese par de diablillos echaron a la canasta.

Es una larga historia y creo que tú estás ocupada —le doy la razón asintiendo, aunque no pueda verme, clasificando que sí y que no vamos a comprar—. Te llamo en cuanto pueda, ¿sí?

—¿Haciéndote el difícil?

Aprendí de ti —bromea y aprovechando que sonrío como tonta, los gemelos vuelven a meter lo que acabo de sacar—. Felicidades, Jules. Tienes que contarme todo cuando vuelva.

—No me mandaste fotos, así que no cuentes con ello —juego yo, vigilando de reojo a ese par de terremotos en lo que vuelvo a sacar todo lo que no vamos a llevar. 

No es necesario, tú vendrás. Cuando estés aquí nos tomaremos fotos juntos frente a la playa —Aquello consigue que las piernas me flaqueen y deje escapar otro suspiro. De solo imaginarlo siento los ojos escocerme y un nudo formarse en mi garganta.

Una vez más, la magia se acaba en cuanto doy con los gemelos, quienes disimulan para introducir lo que quieren en la canasta.

—¡Ya basta! —Entrecierro mis ojos en su dirección, pero no se amedrentan en continuar con su misión, ni yo con la mía—. Lo siento, debo supervisar a un par de diablillos. Hablamos luego.

La Voz de JulietaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora