0 : 0 6

577 52 45
                                    

Carter

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Carter

—¿Y a ti? ¿Qué te da miedo, Carter Prescott?

Sé perfectamente que su pregunta va en broma hacía lo que yo he dicho, que al igual que yo, no espera escuchar algo profundo, solo una pequeña broma, como un miedo tonto, pero la forma en que Jules me observa hace que todo dentro de mi cuerpo revolucione.

Es como si bromeara, pero al mismo tiempo, como si intentara descifrarme. Y ni siquiera parece querer intentarlo.

Ella está ahí, sentada sobre su cama, con la nariz enrojecida y los párpados medio cerrados, pero sonriendo con genuina soltura y serenidad, que me siento expuesto, y extasiado en un nivel bastante extraño.

Vine aquí por impulso. Ginger se burló en cuanto escuchó que compré donas, pero lo hizo más bien porque insistió en que todos odian las donas de avena, sin embargo, Jules parece feliz comiendo la suya. No sé bien si me tomé este atrevimiento porque me compadezco de su situación, imaginando que algún día yo podría estar enfermo lejos de casa, o porque mi amabilidad comienza a sobrepasar los límites que yo mismo cree.

Cualquiera que sea la verdadera razón de mi llegada hasta su lado, comienzo a arrepentirme al sentir el extraño calor en mi pecho, porque yo nunca he sentido nada así por nadie, y nunca he tenido el impulso de querer alejarme. Jamás alguien ha llegado tan lejos y tan rápido. No sé qué sucede con ella, que me agrada tanto, ni conmigo que siente la necesidad de seguirme acercando a ella.

Hay tanto que me asusta.

Morir.

Ser vulnerable.

Ser juzgado.

Hacer el ridículo.

Pero principalmente, sentirme expuesto.

Me aterra la sola idea de pensar que, en algún punto, alguien vaya a conocerme tan profundamente, al punto de saber hasta el secreto mejor guardado por mí, aquel que me ha hecho ser quien soy, y que rige mi vida y mis relaciones desde entonces. Porque sé que cuando eso pase, todos mis miedos e inseguridades van a hacer un baile dentro de mí, que terminará por pulverizarme.

—El payaso de It —lanzo al ser el primer pensamiento que se me cruza por la cabeza. Responder con algo así siempre funciona y hace que mis secretos se queden en donde están. Bajo llave y bien guardados en el fondo de mi cabeza. La pelinegra frente a mí, se mofa de mi respuesta y eso me quita el peso de los hombros—. ¿Por qué te ríes? En verdad asusta.

Jules no borra el gesto de diversión de sus facciones, pese a que tiene que volver a estornudar a causa de su gripe. Se ve fatal, tengo que admitirlo, pero cuando se ríe, aquello amortigua lo primero, y vuelve a ser pura luz.

—¡Claro que no! Es más, a mí me dio risa casi toda la película cuando lo veía caminar en cámara rápida —Las palabras se oyen extrañas, no solo porque está congestionada, también porque su risa ha hecho que la frase salga entrecortada de sus labios.

La Voz de JulietaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora