Una niñera busca superar su miedo a cantar, mientras trata de no enamorarse de su encantador vecino, en una realidad donde una App determina quien tiene el talento para dedicarse a la música.
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Julieta ha soñado con cantar desde que tiene memor...
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Julieta
Tengo que colocarme la almohada en la cara para que mi risa no rebote en toda la casa. Con lo estrictos que son los Moore para los horarios, no quiero imaginarme lo mucho que podrían enojarse al verme despierta a la una y cuarenta de la mañana.
Carter: No te burles mañana de él.
Te compro donas.
Yo: Aunque la propuesta es tentadora, Carter. No voy a poder ver a tu hermano con seriedad así.
Vuelvo a ver la imagen que me ha enviado de Dash frente a su espejo, con el cabello en color tornasol y parte del rostro aun brillante, con cara de perros y un enojo que puede olerse hasta aquí, y sin quererlo termino riendo.
Carter me dijo que fue una broma de parte de Ginger y Maika, y ahora ambos me caen mejor.
Carter: ¿Donas y un café?
La sonrisa dibujada en mi rostro se agranda, mientras tecleo una respuesta.
Yo: Lo consideraría por una salida al cine
Aquello es más una broma, pero lleva cierta esperanza grabada dentro del mensaje, sin embargo, no quiero darle tanta importancia, cuando es probable que...
La vibración del celular y la pantalla encendiéndose dentro de mis manos, hacen que todo el mundo se detenga por unos lacónicos segundos.
Carter: Qué suerte. El sábado tengo la tarde libre. Escoge la película.
Tengo que releer el mensaje más de diez veces para convencerme de que habla en serio, para esperar que diga que no me haga ilusiones, para que desmienta su propuesta, pero no llega ningún otro mensaje.
El corazón golpetea con fuerza contra mi pecho y las cosquillas en el estómago se extienden al resto de mi cuerpo, mientras dejo de contener la respiración y reacciono a que volveré a salir con Carter.
Me tapo la boca con la mano, mientras la sonrisa se agranda bajo ella y el impulso de mi garganta por gritar es amortiguado por ella. El temor a que los Moore me escuchen pasa a segundo plano, en cuanto pataleo entre las cobijas y me ahogo en risitas nerviosas.
Yo: Es bueno saber que has tomado la decisión correcta.
Los dedos me tiemblan al escribir el mensaje, y pese a los nervios, tengo que mantener la compostura. No quiero darle tanta importancia, porque no quiero seguirme emocionando, después de todo, es una salida que teníamos pendiente.
Cuando fuimos por donas él me dijo que propusiera una salida y gracias a todo lo que tuve que hacer, al inicio de mi curso de fotografía y adaptarme al nuevo horario, hacerme un espacio para esa salida fue imposible. Esta vez espero que nada se interponga en ella.
