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Julieta

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Julieta

—¿Qué ha sido ese final? —La pregunta de Brandon evita que sufra un ataque, mientras me hundo en el asiento de mi camerino con ambas manos sobre el pecho.

Hace menos de diez minutos que la entrevista ha llegado a su fin, pero aun siento mi cuerpo entero ruborizado y el pulso yéndome a mil por hora.

A pesar de toda el agua que he ingerido, mi garganta aún se siente seca y mi lengua pesada para conseguir articular una respuesta. No creo que haya sido capaz de cantar tal canción frente a miles de televidentes.

Pero la única verdad es que, de todos, él único que me importa que lo haya escuchado es un rubio que me tiene con los nervios a flor de piel.

¿En qué estaba pensando?

"¿Cómo has permitido que haga algo así, Dios?"

Aunque en el fondo, me hubiera enojado muchísimo si no exteriorizaba este sentimiento que me ha martirizado por las últimas semanas.

—¡Ya he posteado el video de tu presentación en tu cuenta! Y la canción está teniendo un buen recibimiento. ¡Ve todas las descargas que tiene ya! —Aisha entra en la habitación y su sonrisa poco a poco es reemplazada por una mueca, mientras me observa de la misma manera en que lo hace Brandon, como preguntándose qué carajos me pasa—. ¿Necesitas más agua o alguna pastilla?

—Necesita salir de aquí. Vamos, Julieta, aún tenemos asuntos pendientes y debes terminar de empacar —Ni siquiera me deja tener un respiro. Con sus manos me invita a moverme, pero aún no puedo hacerlo, las piernas me están temblando.

—Solo dame cinco minutos. La semana ha sido demasiado.

Además de los pendientes del concurso, grabar en secreto esta canción me ha dejado sin fuerzas. He sacado lo último que tenía con esta entrevista y ahora no solo me siento fatigosa, me arden las mejillas de tanto sonreír.

Y el temor por saber lo que me espera al llegar a casa de los Moore solo provoca que mi corazón acelere su ritmo una vez más, sin darme un chance a descansar.

—Bien, pero no se te olvide que Geordan nos ha invitado a cenar.

Asiento con una mueca, pero ni bien sale del camerino dejo caer mi cabeza entre ambas manos y ahogo un grito entre mis palmas. Si lo había olvidado. No me molesta asistir. El presentador es un amor de persona, pero cambiaría la cena por irme a la cama ahora, aunque apenas sean las nueve treinta de la noche.

—¿Quieres que planee una excusa? —La aguda voz de Aisha irrumpe en mi frustración. La veo a través de la rendija de mis dedos arreglar mis cosas por la habitación. Me sorprendió lo rápido que aceptó el empleo cuando la llamé por la mañana para disculparme y decirle que buscaría a alguien más, y le explicaría todo a Brandon. Se negó expresando que esto era un sueño hecho realidad, que le permitiera seguir manteniendo el show.

La Voz de JulietaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora