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EL SIGUIENTE CAPÍTULO CONTIENE ESCENAS SEXUALES LEVEMENTE EXPLÍCITAS, SI NO TE GUSTA ESTE TIPO DE CONTENIDO, PUEDES OMITIR LA LECTURA

Carter

—¿De verdad hay una sorpresa o solo querías traerme a tu habitación? —acuso en cuanto atravesamos el umbral, tomados de las manos.

Se gira con esa sonrisa traviesa tatuada en sus labios.

—¿Por qué? ¿Te intimida? —investiga dando un paso largo hasta que su aliento tibio golpea contra mi pecho. Se deshizo de sus tacones antes de bajar del elevador, y aun cuando me ofrecí a darle mis zapatos, se negó, caminando descalza, lo que la hace ver mucho más baja.

Dejo salir el aire por mi boca, inclinando la cabeza en su dirección. Estoy obsesionado con ella, aun cuando su gesto sea levemente cómico con el maquillaje corrido y el cabello enredado, pero es Jules, ella podría estar usando un disfraz de "It" y lucir increíble, sexy y más allá de preciosa.

Cuando la vi entrar a la fiesta con ese vestido dorado que caía libremente por su cuerpo, volví a quedarme sin aliento y sin terminar de hacerme a la idea de que unas horas más tarde podríamos colocarle un nombre a nuestra relación.

Planee la propuesta mucho antes de mudarme a Los Ángeles, pero lo de las estrellas, fue algo que surgió cuando hablamos en la playa. Recordar su sonrisa, el cómo se cristalizaron sus ojos y los suspiros que lanzó, provocan que mi pecho vuelva a reventar de amor.

—¿Estás tratando de seducirme, Afrodita? —Rodeo su cintura con mi mano libre, con el único propósito de atraerla a mi cuerpo una vez más.

Hay una necesidad creciente en mí, que me exige mantenerla cerca. Mis manos hormiguean en el deseo de volver a recorrer su piel, mis labios anhelan probar hasta el último centímetro de su cuerpo, mis ojos quieren adorarla, mientras memorizo hasta el último trozo de su anatomía y mis oídos están desesperados por volver a escuchar ese sonido afrodisiaco que sale de sus labios cuando el placer se apodera de ella.

—¿No estabas ya seducido, Carter? —ronronea.

Con su mano en mi nuca, me empuja hacía ella, hasta que sus labios rozan contra los míos. Sus pupilas dilatadas se encuentran con las mías mientras comienza a repartir besos a lo largo de mí mandíbula. Presiono su cintura en un acto reflejo, enterrando los dedos en la docilidad de su piel sobre la tela mojada de su increíble vestido dorado y el tacto es capaz de cortarme la respiración.

Todas estas experiencias son tan nuevas, como extraordinarias, y solo se multiplican en cuanto Jules empuja mi cuerpo contra la pared en un golpe seco, mientras pega su torso por completo al mío.

El jadeo que abandona mis labios hace juego con el ronroneo de los suyos.

—Sabía que buscabas aprovecharte de mí —finjo lamentarme, aun cuando mi voz no es más que un sofoco repleto de sensaciones en cuanto su boca baja un poco más, hasta encontrar el punto donde mi pulso le indica todo lo que ella despierta en mí—. Eres de lo peor, Julieta Esparza.

La Voz de JulietaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora