Prólogo 2/2

1.6K 173 26
                                    

- - Meses después - -

En un principio Kiera se limitaba a limpiar los aposentos del comandante Smith que se encontraban en la ciudad, lejos de las instalaciones de la Legión, mientras él no estaba. Clark se esforzaba mucho para aprender la teoría del funcionamiento del equipo de maniobras tridimensionales, la anatomía titánica, la historia y el funcionamiento político, estrategias de combate... Todas aquellas cosas la apasionaban; estaba hecha para estudiar. Todavía era demasiado joven para poner en práctica todos aquellos conocimientos que aprendía, pero Erwin veía potencial en aquel cuerpo tan pequeño y, siempre que podía, le enseñaba movimientos básicos de la defensa personal. ____ aprendía rápido.

Kiera observaba con detenimiento sus clases y sus cortos entrenamientos, alucinada por su talento. Nunca fue su madre biológica pero siempre la quiso como su hija, desde el primer día.

Ella y el comandante habían congeniado muy bien, más de lo que se esperaban. Primero eran miradas inquietas y nerviosas, después se convertían en saludos, y finalmente acababan en largas conversaciones.

- Es buena. Puede llegar a convertirse en un gran soldado. – Dijo Erwin apareciendo por la espalda de Kiera, sorprendiéndola. Se quitó la chaqueta y la colgó del perchero.

- ¿Eh? ¡Ah! Señor Smith. Había terminado de limpiar los pasillos y pensaba que podría venir a verla un rato. Cuando se pone a estudiar historia se concentra tanto...

- No me trates con tanta formalidad, ya hemos hablado de esto muchas veces pero nunca me haces caso.

- Me resulta complicado. – Bajó la cabeza, avergonzada. – Después de todo lo que ha hecho por ella, estoy infinitamente en deuda con usted. Le has dado un futuro.

- Nunca te lo he preguntado porqué son asuntos que no me pertenecen, pero en mi casa quiero que haya confianza. ¿Por qué quieres tanto a una niña que no es hija tuya? Puedo notar la profunda conexión que hay entre vosotras cada vez que os veo juntas.

- Hace mucho tiempo de aquello... - Kiera dirigió su mirada a un lateral y sonrió con tristeza. – Soy Omega, ¿sabe? Ahora sé que sirvo para mucho más, pero para la sociedad siempre he sido un cuerpo que puede traer al mundo alguien que nos libere a todos.

- ¿Creías en esas cosas?

- Yo no, pero mi familia plenamente. – Erwin se mantuvo en silencio para que siguiera. – Mi padre era un Beta, pero mi madre era Omega. Nací en las ciudades subterráneas, por lo que siempre fuimos muy pobres. A veces venían otros hombres a casa para buscar a mi madre y esta regresaba a casa con algo de dinero y una expresión alegre. Realmente pensaba que vender su cuerpo por ser Omega estaba bien, y si encima conseguía embarazarse de un Alfa todavía estaba mejor. Mi padre no hacía nada, se limitaba a existir. Un día, vinieron a casa unos hombres que, por primera vez, no buscaban a mi madre. Entregaron una enorme cantidad de dinero a mi padre y luego se me llevaron en un carruaje. Me habían vendido a un noble Alfa. – Kiera hizo una pausa para respirar y evitar echarse a llorar en frente del comandante. – Siempre me habían repetido que los Omega solo podían servir para esto, así que lo acepté. El noble al que me habían vendido parecía agradable, siempre me decía que no había visto una mujer tan bella en toda su vida, y cuando me mordió el cuello para marcarme como suya no opuse resistencia. Sabía que esa marca sería para siempre. Intenté querer a ese hombre, pensaba que así sería menos complicado para mí. Los tres primeros hijos que iba a tener murieron por abortos naturales, y cuando mi cuarto hijo nació, aquel hombre puso todas sus esperanzas en la criatura. No dejaba de repetir que él sería el elegido para revelarle al mundo la verdad. Era un niño precioso... - Las lágrimas empezaron a salir de sus ojos sin control, y tuvo que cubrirse la boca con ambas manos para evitar gritar sin consuelo.

Erwin la tomó de la mano y la llevó a su habitación, la única sala dónde, hasta ahora, no se le había permitido la entrada. Le ofreció un pañuelo, pero Kiera se abrazó con fuerza a su cuerpo. Lloró con más fuerza hasta calmarse, y sin soltarse de su cuerpo prosiguió con la confesión de aquel oscuro pasado que la perseguía y la consumía por dentro.

- Ese niño era un Alfa. Cuando los médicos le comunicaron la noticia, aquel hombre me quitó con rabia a mi hijo de los brazos y mandó a todo el mundo salir de la habitación. Me pegó hasta que perdí el conocimiento. Cuando abrí los ojos ya no me encontraba en aquella mansión; me desperté en una sala muy sucia y muy oscura dónde había otros como yo, otras personas que habían sido abandonadas a su suerte; muchos de ellos ya estaban marcados permanentemente por su antiguo dueño, al igual que yo. Nunca supe qué había sido de mi hijo.

Erwin separó la mujer de su cuerpo con suavidad y con una mano levantó aquel rostro que tanto lo había cautivado estos últimos meses. Una vez más, sus ojos se conectaron. Él adoraba esos ojos color esmeralda, aunque ahora estuvieran llenos de un profundo dolor.

- Todos perdemos a gente. Yo perdí prácticamente a todos los amigos que hice en los primeros años de reclutamiento durante mi primera expedición fuera de los muros. Esa gente que murió confió en mí para que siguiera hacia delante, para que luchara hasta que alguien tuviera que luchar en mi lugar. La verdad está allí fuera, no en vuestra sangre. Tú no eres esclava de nadie, Kiera. Por eso existen las alas de la libertad, para hacernos a todos libres.

Kiera se perdió en su mirada y Erwin en la suya. Y, sin saber exactamente como, los labios de uno encontraron los labios del otro. Se besaron con fuerza, buscando un consuelo que no tenían en el otro. Sobraban las palabras.

Pasados unos cuantos meses más, Kiera esperaba un hijo del comandante Smith. Los tres se habían convertido en algo más que una apuesta para la humanidad. Ahora eran una familia.

______ había descubierto que cuando iniciaba una pelea cuerpo a cuerpo, instintivamente, al encontrarse entre la espalda y la pared, era capaz de convertir cualquier objeto que la rodeaba en un arma. Erwin no pensaba que fuera una mala costumbre, sin embargo, en un conflicto de menor importancia no querías matar al atacante, sino retenerlo o inmovilizarlo. Su vía de escape para desconectar y mostrarse menos agresiva durante los enfrentamientos cuerpo a cuerpo eran los libros, aunque también había descubierto pasiones por el piano. La mayoría de los días Erwin no estaba en casa, pero cuando volvía lo impresionaba con sus composiciones para que él invitara a bailar a Kiera. Todo era perfecto. Se encontró con una vida que nunca había buscado.

- Erwin, cuídate mucho allí fuera. Sé que volverás, pero aun así...

- Tranquila, no te preocupes por mí. Va a ser una expedición como cualquier otra. Céntrate en ti y en tu hijo, y por supuesto cuida mucho de Clark.

Clark se apresuró a darle un abrazo, no quería que pensara que ella no le echaría de menos. Erwin hincó una rodilla al suelo para poder ver aquella niña que se había vuelto tan importante para él directamente a los ojos.

- Clark, cuando regrese te enseñaré a utilizar el Multi-axial. ¿Qué te parece? – Ella sonrió entusiasmada y lo abrazó con más fuerza.

Todo iría bien. ¿Por qué debería ir mal? Erwin regresaría y al poco tiempo nacería su hijo. Le pediría matrimonio a Kiera oficialmente delante de toda la Legión, y mostrarían públicamente las alianzas que secretamente compartían. Su vida se llenaría de un sentido pleno.

Cuando regresó a casa, la puerta estaba abierta. Nadie lo recibió con un abrazo, ni con un beso. Todo estaba en un completo silencio. _____ no tocaba el piano, ni hablaba con Kiera. No se escuchaba un solo ruido.

El pánico empezó a apoderarse de sus sentidos y se dirigió corriendo a la habitación de Clark. Vacía. El comedor, también vacío. Los pasillos, el baño, la cocina. No había nadie. Se dispuso a entrar a su habitación con el corazón a mil por hora, cuando se fijó en un líquido rojo que, lentamente, atravesaba el hueco inferior de la puerta. Giró el pomo lentamente, con un miedo que hacía mucho tiempo que no sentía, y cuando vio la escena que había al otro lado el dolor lo arrodilló al suelo y la tristeza invadió su corazón.

Kiera estaba cubierta de sangre; no respiraba. Había evidencias de forcejeo y la sala estaba hecha un asco. Alguien había entrado, eso era evidente. Solo se fijó en dos cosas más: Kiera ya no llevaba la alianza puesta y Clark había desaparecido. No podía ni imaginarse lo que habría podido ser de ella, y mucho menos quería plantearse la posibilidad de que estuviera muerta.

Un único pensamiento invadió su mente: Había perdido a su familia.

OMEGA (Levi x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora