Juicio

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Si Hanji volvía a preguntárselo una vez más, se volvería loca. Ahora mismo estaba de muy mal humor. Y también enfadada. Muy muy enfadada.

Levi era tan capaz de llevarla al cielo con unas pocas caricias como de convertir su vida en un jodido infierno con unas cuantas órdenes ridículas, siempre acompañadas de una actitud de mierda de capitán arrogante. Porque, sí, Levi era su capitán únicamente cuando le convenía serlo. Y eso, a ella, le producía una sensación de impotencia e insignificancia hacia sí misma verdaderamente insoportable.

Resopló.
¿Debía conformarse?
Qué remedio...

- ¿De verdad que no te importa? - Preguntó la castaña. Otra vez. La chica inspiró y expiró.

- Puedes ir a cuidar de tus queridos Sawney y Bean, tranquila. De verdad, tranquila. Yo me encargo de la vigilancia de Jay; no es un mal chico y no supone ningún problema para mí. Además, ya te he dicho que no tengo nada mejor que hacer. - Hanji entreabrió los labios para decir algo, pero ______ fue más rápida. - Y, por favor, no vuelvas a preguntarme si estoy completamente segura de que no me importa, o decidiré cambiar de opinión.

Clark le regaló una sonrisa cansada y Hanji la tomó de las manos, la miró directamente a los ojos, y apretó los labios, como si quisiera llorar de la emoción.

- Eres la única persona que comprende el amor de una madre por sus pequeños bebés. ¡Prometo que te devolveré el favor cuidando también de tus críos con el enano cuando lo necesites!

Clark sonrió con sinceridad y un punto de tristeza en el azul de sus ojos. Quería que lo suyo con Levi funcionara, porque él le había demostrado que era una persona que merecía totalmente la pena. Habían dado el primer paso, conocerse, el segundo, confesarse, el tercero, confiar completamente a ciegas. Se habían marcado. No existía otra prueba de confianza y amor más grande que aquel acto. Por si fuera poco, entre ellos existía una tensión y una atracción feroz, descontrolada, salvaje. A su vez, entre los dos el tiempo era capaz de detenerse, de congelar a todo el mundo exceptuándolos a ellos. No obstante, todavía no habían dado el siguiente paso: Autonomía. Jamás podrían avanzar en la relación dando ese paso mientras ella fuera su subordinada, rango que implicaba depender directamente de Levi en muchos aspectos de su día a día. Sin embargo, dejar de ser su subordinada implicaba un ascenso jerárquico. Y ella no estaba preparada para ese cargo.

Tenían todas las herramientas para triunfar. Solo les faltaba seguir haciendo pasitos poco a poco y tener mucha paciencia, porque una relación no podía forjarse en un día.

La chica no borró esa sonrisa del rostro, aunque eliminó la tristeza de su mirada. ¿Esa falta de autonomía era un problema? Lo era, pero ¿acaso existía una sola relación sin problemas? Podían solucionarlos, como habían solucionado todo lo demás.

- Hanji, estás deseando cuidar unos niños que no sabes si llegaran a existir.

- Sí que lo sé.

- ¿Eres vidente?

- Soy científica. - Le guiñó un ojo. - Si quieres, te explico como funciona el ciclo reproductivo. Primero Levi te estimularía como quisiera para que lubricaras lo suficiente como para iniciar el acto, luego metería su...

- ¡Sé como funciona la reproducción! - La interrumpió, nerviosa y avergonzada. - Gracias por la amabilidad, pero ya sé cómo... Se hace.

- No me cabe la menor duda que lo sabes. - La castaña dibujó una amplia sonrisa maliciosa en su boca, y la chica del cabello blanco deseó con todos sus fuerzas que el mundo se derritiera como un helado en aquel instante. Sentía sus mejillas arder, tan calientes que por un momento pensó que, con algo de suerte, sería ella la que se fundiría como la nieve frente al sol.

OMEGA (Levi x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora