Un pasado que nos persigue

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- ¿Me veo bien? – Preguntó la chica tímidamente, mirando a todas partes menos a su hermano.

- ¿Estás de coña? ¡Te ves genial! – Exclamó Dylan. – Se me hace imposible dejar de mirarte.

- ¿Y eso es algo bueno o algo malo?

- Depende. – Respondió con una sonrisa traviesa y Clark le sacó la lengua. – Me encantaría poder estar a palacio para ver tu entrada triunfal.

- Es verdad. Tú trabajas allí, ¿por qué no te dejan asistir al evento?

- Recibí órdenes directas de mi superior. Fue muy explícito: «Uno de los invitados del evento ha preguntado específicamente por ti, y ha pagado una enorme cantidad de dinero para que se te permita tener el día libre para cuidar de tu familia.»

- Lo comprendo, aunque es un poco raro, ¿no te parece?

- Puede ser, sí. Pero como tú ya no volverás hasta que regreses de la próxima expedición, todo el tiempo que pueda pasar aquí lo van a agradecer.

- Te echaré de menos.

- Y yo a ti, enana. – Se abrazaron con amplias sonrisas. – Nos veremos pronto, ya verás como el tiempo se nos pasa volando.

- Cuida de todos.

- Me encantaría poder decirte que sí, que cuidaré de todos. Pero te mentiría, porqué ya existe alguien que cuida de ti. – Clark se escondió en el pecho de su hermano, sonriente y sonrojada. – Has escogido bien. Al principio tenía mis dudas, pero Levi es una buena decisión.

- Lo sé. – Susurró.

En ese momento se abrió la puerta y tanto Heather como el resto de sus hermanos los rodearon para sumarse al abrazo. Su madre le hizo saber que se encargaría de enviarle su regalo de Navidad directamente a la Legión, y aunque ella insistió en que no sería necesario, terminó cediendo ante la potente presión de toda su familia. Los echaría de menos.

Cuando Clark entró en el carruaje enviado por el Rey, todas las miradas fueron para ella. El vestido color sangre se ceñía perfectamente a las envidiables curvas de su cuerpo, su pelo blanco se envolvía elegantemente en un recogido ligeramente despeinado, los ojos azules creaban el contraste perfecto con el rojo de su indumentaria y sus labios rosados le daban un punto de color a la palidez de su rostro.

- ¡Clark! Estás impresionante. – Habló Hanji hipnotizada.

- Gracias. – Sonrió tímidamente. Erwin y Mike se regalaron una mirada cómplice, y Levi trató de parecer tan desinteresado como pudo, cruzado de brazos y de piernas. - ¿Equipos de maniobras tridimensionales? ¿Para qué?

- Levi ha pensado que no sobraban. – Dijo Mike con una leve sonrisa.

- Tsk.

A ______ no le pasó por alto lo bien que se veía su superior vestido con un traje. Era de los más sencillos que había visto hasta el momento, pero puesto sobre aquel hombre el asunto se convertía en un espectáculo: Él sí que estaba impresionante. Si la camisa de botones blanca fuera más fina, estaba convencida que sus abdominales perfectamente definidos serían imposibles de ocultar. Miró hacia otro lado, roja como un tomate. ¿Qué más podía hacer? Nada; Levi la dejaba sin aliento y sin alternativas.





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- Recordad que nuestro propósito es conseguir que apoyen a la Legión del Reconocimiento con fondos. – Dijo Erwin con firmeza y autoridad, justo antes de cruzar las grandes puertas del palacio. El resto de capitanes se miraron y asintieron con determinación.

El interior del lujoso edificio estaba repleto de gente sumamente elegante que apestaba a dinero. El plan había dado comienzo.

- ¡Erwin! Cuanto tiempo. – Se aproximó el comandante de la Policía Militar. – Capitán Mike, capitana Hanji, teniente Levi y Tú debes de ser el soldado ______. Es un gusto tener a los representantes de la Legión por aquí.

OMEGA (Levi x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora