El reverso de la fortuna 3/3

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- ¿¡PARA QUIÉN TRABAJAS!? - Clark extendió sus brazos entre los barrotes de la celda y agarró al chico de ojos verdes por la camisa, atrayéndolo con brusquedad hacia ella. - ¿¡QUIÉN ES TU PUTO JEFE!?

El joven mantuvo la mirada fría y la boca cerrada, aunque tratara de ocultar la emergente dificultad para respirar, y ella estrechó con más fuerza su cuerpo contra los barrotes, fuera de sí, ansiosa por escuchar el fastidioso nombre de «Rod Reiss» de su boca, de una maldita vez. Estaba harta de todo esto. 

- Clark, es suficiente. - Habló Levi, calmado, pero la chica lo ignoró por completo, augmentando su fuerza cada segundo que pasaba, con la mirada perdida en la profundidad de sus ojos verdes. - Para. Es una orden.

El chico de ojos verdes dejó escapar una lágrima. No era de asfixia por la falta de aire, era de un dolor asfixiante. Era una lágrima cargada de impotencia, de menosprecio hacia sí mismo. Era el reflejo de un corazón roto, de una vida rota. Y, simplemente, cerró los ojos, esperando la llegada de la muerte, preparado para reunirse con Jay. 

Sin embargo, la chica del cabello blanco reaccionó antes de que la desdichada muerte pudiera asomarse y soltó al chico inmediatamente. Se miró las manos. Temblaban. ¿Qué cojones acababa de pasar? Por poco lo mataba. Por muy poco. Y no solamente eso: Había visto algo en su cabeza; unos recuerdos que no eran suyos.

Había visto a otro chico que le acariciaba el rostro con suavidad, fijando sus ojos cafés en el verde esmeralda de los suyos, y lo besaba con pasión. Sus manos recorrían su torso desnudo mientras el otro jadeaba contra su oído.



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- Contigo es diferente, Jay. Contigo todo es mejor, aunque sea una mierda.

- Si alguien nos descubriera haciendo el amor...

- No me importa. 

- Aaahh... Eddie...

- Porqué te quiero. Te quiero, Jay. 

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¿Sus mentes acababan de... conectarse?

Permaneció inmóvil, tratando de asimilar lo que acababa de pasarle, y su superior se dio cuenta de que algo no estaba bien. 

- Ya le dije a Erwin que era precipitado dejarte bajar aquí abajo. - Levi colocó ambas manos en sus hombros, consciente del estado emocional de su subordinada. - Deberías subir y comer algo. Hace menos de una hora que te has despertado.

- N-No... - Clark se dio la vuelta para mirar al pelinegro directamente a los ojos, temblorosa. Uno de sus ojos también estaba llorando y Levi la abrazó con fuerza. - Ha s-sido horrible. Me ha parecido entrar en su cabeza y s-sentir su dolor.

- Te acabas de despertar después de haber inhalado un gas somnífero. Estás nerviosa y eso es normal. No voy a pedirte que te calmes, pero deberías comer un poco y seguir con esto cuando estés más tranquila. 

Permanecieron abrazados durante un tiempo, guardando silencio, calmándose mutuamente con la ayuda de los latidos del otro. ______ se separó de Levi y le regaló una sonrisa agradecida, acompañada de una mirada cargada de sentimientos. Sin decir nada más, se dirigió a las escaleras y las subió hasta adentrarse nuevamente en los laberínticos pasillos de las instalaciones de la Legión. 

No tenía hambre. En realidad, había algo dentro de ella que le decía que si probaba bocado lo devolvería inmediatamente, porqué le gustara o no, acababa de vivir una de las experiencias más raras de su vida. 

Conocía la definición de «empatía» a la perfección: Ponerse en la piel del otro. Se consideraba una persona empática, pero esto iba más allá. Tenía que tratarse de algo más, porqué no solo se había puesto en su piel; también en su cabeza, y no entendía nada.

OMEGA (Levi x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora