My angel

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❀~✿ ❀~✿ MY ANGEL ❀~✿ ❀~✿

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Omnisciente


El rumano entró a la casa y suspiró con tranquilidad, ya se encontraba en su hogar y estaba bastante cansado. Dejó sus llaves a un lado y peinó su cabello con sus dedos hacia atrás.

—¡Preciosa, llegué!— llamó la atención de Sofía.

Camino hacia la habitación que ambos compartían pero no la encontró allí. Se confundió y decidió buscarla en la habitación donde ella solía pintar y él solía tomar fotos y hacer pequeñas sesiones fotográficas.

Notó que la puerta estaba ligeramente abierta y la abrió completamente en silencio. La encontró a ella, sentada frente a un lienzo mientras pintaba.
Sonrió al ver su concentración y se recargó en el umbral de puerta.
Sofía hacía ese gesto de completa atención hacia la pintura que solía hacer la mayoría de las veces que pintaba.
Mordía su labio y fruncía levemente las cejas, y sus ojos estaban completamente centrados en el lienzo.
Movía la muñeca con facilidad, pasando el pincel por la hoja, haciendo lo que más le gustaba.

A él le fascinaba verla así. De todas las maneras le parecía hermosa, pero verla tan concentrada en algo que amaba hacer, la hacía ver más hermosa para sus ojos.
Sofía estaba tan sumida en su pasatiempo que no notó la presencia y la mirada del rumano. Decidió aprovecharse de ello.

Se acercó a ella sigilosamente y se colocó detrás suyo, colocando sus manos sobre sus hombros. Ella se sobresaltó ligeramente y lo miró sobre su hombro. Sonrió dulcemente al verlo.

—Hola...— saludó animadamente.

—Hola...— Sebastián respondió al mismo tiempo que se inclinaba y dejaba un beso sobre su mejilla.

—¿Que haces pintando aquí?—

—Oh, como se viene la exposición decidí darle el día libre a los chicos, pero quería terminar este lienzo.— la italiana sonrió.

El simplemente sonrió genuinamente y acarició su cabello mientras ella volvía a su trabajo.

—¿Como va quedando?— Sofía ladeó la cabeza.

Él miró el lienzo frente al, analizando la pintura. Una pintura ya casi terminada se encontraba allí. De un lago, que era iluminado por la luz anaranjada del sol escondiéndose. Las nubes adornaban el cielo perfectamente retractado. Se veía tan real, como una fotografía. Sebastián sonrió ampliamente mientras acariciaba sus hombros.

Se volvió a inclinar y besó su mejilla para después susurrarle.

—Es genial, mi amor.—

Sofía sonrió ampliamente y asintió. Sabía reconocer su talento.

(...)

—Seb, llevamos aquí horas. Se que te gusta tomarme fotos pero...— Sofía sonrió apenada mientras relajaba su cuerpo después de posar.

—Espera, espera...— habló rápidamente. —Solo una más...— hizo una mueca parecida a la de un perrito y Sofía rió para después volver a su pose inicial.

Sebastian tomó un par de fotos de la misma pose y miró la cámara para ver e resultado. Mientras el lo hacía, Sofía pudo notar la amplia y bonita sonrisa que adornaba el rostro del rumano. Se veía tan contento cuando tomaba fotos y en especial a ella, no entendía como no estudió para trabajar en ello, era realmente bueno para no tener una carrera terminada.
Aveces solía ser tan perfeccionista y algo repentino. Cuando la luz del sol se colocaba en una posición exacta sobre la italiana, el simplemente le suplicaba que no se moviera, corría por su cámara y la capturaba. Ella no entendía porque era de las pocas personas que él retrataba, pero el lo hacía porque simplemente no podía sentirse más enamorado por la belleza de la italiana. Con cada foto, con cada retrato se sentía más y más atraído a ella. Aveces le encantaba cuando ella dejaba mostrar su sonrisa perfecta con aquel hoyuelo en su mejilla derecha o simplemente salía con el rostro relajado, dejando ver sus elegantes y muy atractivas facciones. Si el pudiera, se tatuaría cada foto que le ha tomado desde que están juntos en su piel, pero se puede conformar con tatuarlas en su corazón.
O el tierno gesto que el tenía al poseer una foto descansando en el escritorio de su oficina. Era su foto favorita, de las miles que le había tomado. Cada que la veía, sentía su pecho crecer con felicidad.

Sofia se acercó a él lentamente mientras el seguía mirando la pantalla de la cámara con una sonrisa embobada

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Sofia se acercó a él lentamente mientras el seguía mirando la pantalla de la cámara con una sonrisa embobada.

—¿Y bien? ¿Tan mal salgo?— Sofía hizo una mueca.

—Pareces un ángel.— el rumano respondió para después mirarla.

Sofia sonrió con timidez al mismo tiempo que sentía sus mejillas encenderse. Sebastián sonrió aún más y rápidamente elevó la cámara en su dirección para tomar otra foto de manera fugaz.

—¡Seb!— soltó una carcajada. El igualmente rió le mostró la pantalla.

Sofia la miró con interés y sonrió dulcemente. Era una gran foto.

—¿Lo ves? Un ángel.— Sebastián sonrió con orgullo. —Mi ángel...—

—Que exagerado eres...— entrecerró los ojos con diversión y el rumano fingió estar ofendido al mirarla.

—Perdón, ¿Escuché bien? ¿Exagerado?...— rodó los ojos y Sofía soltó una risita. —Dime, ¿Te dolió cuando caíste del cielo, mi ángel?— preguntó con una sonrisa mientras tomaba su cintura y dejaba la cámara a un lado.

Sofia soltó una carcajada y negó con el ceño fruncido y una sonrisa en su rostro.

—Anda, dime. ¿Te dolió? O... ¡Ya se! Saliste de un cuento de princesas. Debe ser, eso explica tu belleza..— elevó las cejas con gracia. —Eso explica la inmensa atracción, ¡Me hechizaste!—

—Que tonto eres.— Sofía rió aún más.

—¿Que te digo? Así me tienes, ángel.— le guiño uno de sus bonitos ojos azules. Sofía soltó otra carcajada y se acercó a él para después besarlo con efusividad, sintiendo sus brazos abrazar su cintura con firmeza.

You & I - Sofia & SebastianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora