Isabella, Isabella, Isabella...

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╚══════❖ ISABELLA

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╚══════❖ ISABELLA... ❖══════╝

Omnisciente


El rumano abrió la puerta de la habitación de la pequeña Isabella sigilosamente. Al cerrarla detrás de él, centró su atención en su cama donde Isabella dormía en una pose poco convencional, envuelta en las cobijas y sus cabellos esparcidos por todo el colchón, al igual que en su rostro. Pero eso si, todo sin dejar de abrazar a su peluche.

Sebastián sonrió con diversión, Isabella siempre dormía en las poses que uno menos se imagina.
Se acercó a ella y se sentó a su lado.

—Muñeca...— sus dedos quitaron sus cabellos de su rostro. —Es hora de levantarse, hay que ir a la escuela.—

Isabella no se inmutó. Seguía dormida y de su boca ligeramente abierta salía un poco de saliva, manchando las sábanas levemente. Stan soltó una risita.

—Amor, ya es hora...— insistió.

Isabella gruñó mientras fruncia el ceño y se removía entre las sábanas. Negó y tomó una de sus cobijas para cubrirse con ella completamente, cubriendo hasta su rostro.

—Preciosa, ya es hora.— Stan reprochó nuevamente y quitó la cobija con cuidado. —Anda, cámbiate y desayuna para que te lleve a la escuela.—

—No...— la pequeña Stan gimió con cansancio.

—¿Como que no? Hay que ir a la escuela, mi amor. Levántate.—

—No quiero ir, papá...— la pequeña negó mientras se retorcía entre las sábanas.

Sebastián la miró con ligera preocupación y acercó sus nudillos a su frente, para después colocarlas en sus mejillas. Se estaba cerciorando de que ella no tuviera nada.

—No tienes calentura ni nada.— frunció el ceño. —¿Estas enferma? ¿Te duele algo?—

Isabella lo pensó unos segundos y rápidamente asintió.

—Tengo tos, mira...— murmuró para después fingir una leve tos, haciendo un gesto con sus manos.

El rumano elevó una ceja.

—Lo siento, mi amor. Pero con esa tos no engañas a nadie.— negó con una sonrisa burlona y despeinó sus cabellos. —Levántate para desayunar.—

—¡Por favor! No quiero ir, papi...— Isabella volvió a rogar. —Por favor, solo hoy ¿Si? Por favor.—

—Isabella, es viernes. Tendrás dos días de descanso.— el rumano le reprochó con la mirada.

You & I - Sofia & SebastianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora