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Omnisciente
Sofia terminaba de guardar sus utensilios de trabajo, ya sus empleados se habían ido y ella se encontraba sola guardando todo, estaba por cerrar su estudio. Termino de guardar todo y estaba por tomar su teléfono para llamar al rumano, pero el sonido de la puerta de su estudio la interrumpió.
—Lo siento, ya cerramos...—
—¿Como está la mujer más hermosa de este mundo?— la voz del ojiazul la interrumpió.
Rápidamente elevó la mirada y sonrió ampliamente al verlo llegar.
—Hola...— saludó gustosa y rodeó el mostrador para acercarse a él y saludarlo con un beso como siempre hacia. —Estaba por cerrar y llamarte para ir a comer o no se, al cine...—
—Vine porque Josie nos invito a comer, creo que por fin nos presentará un novio...— Stan elevó las cejas con ironía, sacándole una risita a la italiana. —¿Te ayudo en algo?— preguntó para después dejar un casto beso en sus labios.
—Oh, no...— Sofia negó. —Solo tengo que guardar estos lienzos que me encargaron y ya...— señaló. —Siéntate en lo que termino para ya irnos.—
Stan así lo hizo, sentándose a unos pasos del mostrador.
—¿Crees que ahora si sea el indicado para Josie?— Sofía preguntó con diversión mientras envolvía dichos lienzos para guardarlos en su bodega.
—Eso espero. Tenemos que aceptar que Josie es muy...—
—¿Intensa?— Sofía rió.
—Ahh...— el rumano relamió sus labios y soltó una leve risa. —No usaría esa palabra precisamente, pero digamos que si, es muy, muy intensa.— afirmó abriendo los ojos, gesto que hizo reír a la chica. —Pero se merece a alguien que la quiera.—
—Concuerdo contigo...—
Stan siguió hablándole mientras ella escuchaba con atención. Termino de guardar dichos lienzos y centró sus ojos un momento en el, pero ya no pudo despegarlos. Algo en particular llamó su atención. Siempre supo que Sebastian había nacido con genes que le permitían presumir su atractivo, su novio era guapo y no podía negarlo. Pero esta vez había algo en el que lo hacía ver más atractivo de lo normal, no supo si era el sol que entraba por el ventanal y acariciaba su rostro, o simplemente porque traía puesta la camisa negra que ella tanto ama en el.
