Honeymoon

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Omnisciente



Está bien, iremos...—

Esas fueron las últimas palabras que Sebastián dijo antes de que ambos decidieran viajar a su primer destino de su tan esperada luna de miel. Su ciudad natal, Constanza, Rumania. Donde alguna vez fue un niño tímido que no solía tener muchos amigos, pero no impedía que fuera alguien alegre y amoroso. Ciertamente, no estaba muy convencido de ir allí, ya habían pasado literal años desde que dejó aquella ciudad cerca del Mar Negro. Años de que dejó esa ciudad para buscar mejores oportunidades, para el y su familia.
Y desde que su madre había fallecido, se había prometido no volver allí. No le agradaba en lo absoluto recordar que la bonita sonrisa de su madre ya no podía iluminar sus días.

A pesar de ser un lugar muy bello, Constanza le recordaba solo a ella. Georgeta Orlovschi. Una bella mujer de cabellos rubios y bonitos ojos, muy llamativos para cualquiera que los mirara. El no notaba el parecido, pero Sebastian tenía cierto parecido a ella. Ambos tenían elegantes facciones, pero también, ambos eran amigables a más no poder. El ambiente se sentía tan apacible al estar a un lado de ambos.

Aunque, tenía que admitir que extrañaba ciertos aspectos de la época donde vivía allí. Era otro ambiente, nadie lo juzgaba con la mirada al escuchar su peculiar acento rumano al hablar. O aveces solo extrañaba los momentos que pasaba en su niñez a un lado de sus padres. Uno de los muchos aspectos que el jamás olvidaría, es que su madre, al ser originaria de Rumania, no solía pronunciar su nombre como todos lo hacen. Lo hacía de una manera muy elegante y mucho más clara, le encantaba.

Llegó a comentárselo a Sofía. Lo cual le causó una inmensa curiosidad. ¿A que se refería con que lo pronunciaba de diferente manera?

—Sebastián...— pronunció tal como Georgeta alguna vez lo hizo. Sebastián rápidamente la miró y sonrió ampliamente.

Le pidió que lo hiciera de nuevo, y ella accedió con más seguridad.

Sebastián.— volvió a pronunciar esta vez con más claridad, como si tuviera su inexistente acento rumano pulido a la perfección.

Le agradaba decirlo. Sonaba muy elegante y bastante llamativo para sus oídos que solo conocían el idioma italiano, donde pronunciaban ciertos nombres de diferente manera. Pero sobre todo, le agradaba ver la inmensa sonrisa que adornaba el rostro del rumano.

El estaba encantado. Su madre lo pronunciaba de una manera muy linda, pero escuchar la voz de la mujer que amaba con todas sus fuerzas pronunciar su nombre como todos lo hacían cuando vivía en Rumania, lo volvía loco.

You & I - Sofia & SebastianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora