Se sentaron en una mesa cerca de la ventana, e iniciaron una conversación muy animada para mi gusto, caminé hacia ellos para anotar sus pedidos.
-bienvenidos a la cafetería, ¿qué desean ordenar? - dije como lo hacía siempre.
- ¡hola Zoe!, no sabía que ibas a trabajar hoy- dijo Paris observándome.
-me hace falta el dinero, no me queda otra que trabajar, en fin, ¿qué van a pedir? - despreocupadamente dirigí mi vista hacia la campanilla de la puerta que acababa de sonar y venía entrando George, eso era lo último que me faltaba.
-queremos dos cappuccino y dos medialunas, nada más- nombró mientras miraba fijamente al rubio.
-está bien, ya traigo su pedido- me di media vuelta y me dirigí a la barra para entregar la orden de pedido, cuando volteo veo que George está justo ahí, mirándome desde una de las mesas.
Me acerqué a él de manera decidida, es increíble que este chico aun no se dé por vencido después de todo lo que le he dicho, cuando llegué a su mesa le pregunté qué iba a pedir, pero dijo que solo quería un americano, lo anoté de manera rápida para irme, pero me tomó del brazo impiendo dicha acción, no me quedó otra que volver a darle la cara y preguntarle si necesitaba algo más.
- ¿qué quieres ahora George? - dije ya algo cansada de su insistencia.
- ¿podrías tomarte el café conmigo?, digo para que conversemos un poco- dijo lo más suave posible.
-sabes que no puedo, ¿acaso no ves que estoy trabajando?, ya basta George, te dije que solo seremos amigos, nada más- me marché al fin, sin dejarlo hablar nuevamente.
El pedido de Paris y el chico estaba listo, así que lo llevé hasta su mesa, en el camino iba pensando en lo mal que estaba mi amiga por jugar con el corazón de él, porque eso hacía ella siempre, jugaba con los hombres y los dejaba cuando se le declaraban, que lástima que eso volverá a pasar, en fin, otro corazón roto más.
-aquí está su pedido, que lo disfruten-
-muchas gracias Zoe, te quiero- y comenzó a beber el café.
Volví a la barra y fui a dejarle el café a George, no le dirigí la palabra, solo se lo dejé en la mesa y me fui, porque si no, sabría que me quedaría para que dejara de insistir.
Al fin cayó la noche en la ciudad, y nos encontrábamos los padres de Itzan y yo limpiando las mesas, barriendo y dejando todo el su lugar, luego de eso, me pagaron como siempre, el día de trabajo y era suficiente para poder comprarme algo de comida para dos días, y obviamente después volvería a trabajar, así es mi vida desde hace un año, no es lo mejor del mundo, pero tampoco puedo quejarme, además, me dejan llevarme los postres que sobren como medialunas o cupcakes, lo cual es bastante bueno.
Cuando ya me cambié de ropa, me despedí de todos y salí del recinto, caminé un par de pasos hasta que oí a alguien que gritó mi nombre, me giré para ver de quién se trataba y sí, era el chico de Paris.
- ¡Zoe! - gritó y venía corriendo en mi dirección.
- ¿qué pasa chico?, ¿necesitas algo?, me voy a casa y estoy algo apurada, tengo cosas que hacer- dije de manera atropellada.
-puedo acompañarte si quieres, necesito hablar contigo, por favor- lo noté observándome por el rabillo del ojo.
-está bien, pero solo hasta que yo te diga, en verdad tengo cosas que hacer- dije finalmente para que comenzara a caminar a mi lado.