enojo

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-escúchame bien Zoe, quiero que dejes a Quetzal tranquilo, tú concéntrate en George, no quiero que vuelvas a hablarle- mencionó con un tono de enojo.

-Paris, ¿qué te pasa?, casi ni he hablado con él, además Quetzal siempre llega a hablarme, no te quejes de eso- me había enojado por lo que me había dicho.

-solo quiero que lo ignores, como si no existiera- ahora estaba más tranquila.

-está bien, como quieras, aunque si tienes tanta inseguridad de que te lo puedan quitar, sabes de sobra que no estoy interesada en nadie, adiós- y colgué la llamada.

La verdad me sentía totalmente descolocada, no podía creer que Paris estaba intuyendo que yo me estaba acercando a Quetzal en modo romántico, cuando la mayoría de las veces, o casi todas, él se ha acercado a mí. Además, es mi amiga y se supone que me conoce, ella sabe que yo no quiero nada con nadie, que no estoy interesada en una relación y menos en quitarle su "novio". Decidí dejar de pensar y preferí irme a dormir, mañana sería un largo día de seguro.

A la mañana siguiente me desperté más temprano de lo habitual y decidí que trabajaría de nuevo, porque necesito comprarme comida, ya no queda nada en los estantes o en el refrigerador. Salí ya con un poco más de humor y caminé hasta allá, tenía mucho frío y sentía que me estaba congelando, apuraba el paso para así entrar en calor, pero el viento helado chocaba contra mi cara y me producía más sensación de frío.

Al fin llegué a la cafetería y estaba abierta, entré lo más rápido que pude para sentir el calor abrasador que estaba presente en el lugar, pues ellos tienen una chimenea en el local y además aire acondicionado que obviamente ahora se encuentra apagado. Me acerqué al fuego y me senté en el suelo, sentí una mano en mi hombro, miré hacia arriba y era la señora, me traía un chocolate caliente.

Conversamos un momento mientras yo bebía aquel líquido para calentar el cuerpo, cuando ya había acabado nos levantamos, abrimos la cafetería, me cambié de ropa y comenzó la acción. La mañana estuvo muy movida y ya para la hora de comer, como las 1 de la tarde, había disminuido mucho las personas que estaban consumiendo, el público era poco.

Estaba comiendo un pastel con un chocolate caliente cuando pasó.

Entró Quetzal por la puerta y se sentó en una mesa cerca de la ventana, me levanté para atenderlo, pues ese es mi trabajo.

-buenas tardes, ¿qué desea pedir? - enuncié marcando mi llegada.

-un cappuccino por favor- dijo y volvió su vista a la ventana, centrándose en la calle.

Me limité a decir- enseguida viene su orden- y volví a la barra para dejar el pedido y seguir comiendo.

Cuando su pedido estuvo listo, se lo fui a dejar.

-aquí está su pedido, que lo disfrute- mencioné, iba a dar media vuelta cuando escucho que pronuncia mi nombre.

-Zoe, sé que Paris no quiere que nosotros nos juntemos- me quedé helada cuando dijo eso, pero me mantuve neutra.

- ¿y?, está bien no, no somos amigos- me dispuse a marcharme nuevamente, pero volvió a sujetar mi brazo. Cuando lo miré pude ver a Paris a través del vidrio.

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