Ya pasaron dos semanas y es lunes a las 04.00 am, me levanté y me vestí rápido, tomé mi bolso y esperé que George tocara el timbre, mientras tanto, me fumé un cigarrillo para despertar del todo.
Cuando estaba a punto de terminarlo, tocaron la puerta y me apresuré en apagar la colilla y dejarla en el cenicero. Abrí la puerta y ahí estaba George, nos saludamos, bajamos en silencio y nos montamos en su auto.
A medida que nos íbamos acercando al instituto se podía ver que ya habían personas esperando la llegada de los buses, nos bajamos y George abrió la maleta para sacar nuestros bolsos.
Observé a la multitud de chicos que apenas se podían distinguir por la oscuridad de la noche, pero logré divisar a Jade e Itzan, así que le dije a George que nos acerquemos a ellos.
-hola chicos- mencioné anunciando nuestra llegada.
-hey- dijeron ambos en sincronía.
-¿emocionados?- habló esta vez Jade- porque yo sí y mucho-
-yo estoy bastante emocionado- empezó a hablar George, pero dejé de prestarle atención porque a lo lejos, detrás de Jade pude ver como se acercaba Quetzal, y me quedé embobada mirándolo hasta que sentí que tocaban mi hombro- ¿cierto Zoe?-
-sí, cierto- y bajé mi mirada al suelo.
-hola- dijo Quetzal llegando al grupo, todos respondieron el saludo a excepción de mí que solo le di una inclinación de cabeza.
Llegó el bus y George dijo que subiera a conseguir asientos en lo que él guardaba los bolsos en el maletero, acepté y subí, me senté en el lugar que creí correcto, esperé por un par de minutos hasta que veo que Quetzal sube y se sienta en la misma fila que yo, y comienza a hablarme.
-que bueno que viniste Zoe- y sonrió.
-sí, creo que tomé una buena decisión- dije mirando por la ventana- ¿dónde está Paris?-
-se quedó dormida, no creo que alcance el bus, pero sino, dijo que la irían a dejar- mencionó despreocupado.
-tan dormilona- solté una pequeña risa.
-Zoe, gracias por venir, nunca había estado tan... tan agradecido por ir a un paseo escolar con las personas correctas- y se inclinó hacia mí.
-pues, de nada, creo- hablé de manera nerviosa.
Justo iba a hablar nuevamente Quetzal, pero llegó George y se sentó en el lugar del pasillo, pocos minutos después el bus emprendió marcha directo al campamento, a los minutos me quedé dormida contra el vidrio.
Desperté debido a que sentía que alguien me daba pequeñas caricias en el brazo y era George.
-vamos Zoe, despierta, ya llegamos- me retorcí en el asiento y me quedé mirándolo un rato, George solo reía de forma tierna.
Me levanté y bajamos, ya casi nadie quedaba dentro del bus, Quetzal ni siquiera se veía cerca, George tomó los bolsos de ambos y comenzamos a caminar, dijo que ya estaban esperándonos en la cabaña.
Llegamos y era la cabaña 87, tenía una buena vista del lago y pude ver que los chicos ya estaban allí, así que dejamos los bolsos y caminamos a la rivera del agua.
-vaya, si despertó la bella durmiente- dijo Jade de manera chistosa.
Solo me limité a señalar mis pulgares hacia arriba, y caminé hacia el pequeño muelle, llegué al borde y me senté a mirar el paisaje, saqué mis cigarrillos y me puse a fumar, noté a los chicos de lejos jugando mientras tiraban piedras al lago y veían quién llegaba más lejos.
En eso llegó alguien a mi lado, y ese alguien era Quetzal, se sentó a mi lado.
-¿quieres uno?- mencioné de manera suave.
-no debería, pero sí, lo necesito- y le entregué un cigarrillo junto al encendedor.
-¿problemas?- ¿acaso peleó con Paris?
-sí, pero no de los que crees, sabes que Zoe, creo que es necesario que lo sepas, yo tengo problemas, pero es conmigo mismo, siento algo y quiero decírtelo- se notaba que necesitaba hablar con alguien, así que yo estaba dispuesta a escucharlo.
-pues dime, con confianza- dije para tranquilizarlo un poco.
-yo...- y en eso llega Paris a nuestro lado.