Entramos y nos fuimos directo a su habitación, ella llamó a una chica de la limpieza y le dijo que nos trajera comida, yo me recosté en la cama extra que tenía en la habitación, me dijo que había llamado para que pusieran una, estaba todo en completo silencio hasta que alguien golpeó la puerta, era la chica con la comida.
Comimos conversando de diferentes temas, me sentía un poco mejor debido a los calmantes, así que mi ánimo había subido, estábamos súper bien, hasta que me preguntó cómo Quetzal llegó tan rápido, la verdad no era un problema explicar y decir la verdad, claro omitiendo algunos detalles, pero no sabía si se pondría celosa.
-Quetzal estaba pasando por allí, fue a comprar al supermercado, estábamos hablando cuando Matt llegó- dije tratando de sonar tranquila.
- ¿y de qué hablaron? - ahora debía mentir.
-nada, la verdad sobre ti, sobre su relación- me sentía nerviosa.
- ¡es demasiado tierno! - gritó ella.
Después de un rato terminamos de comer y decidimos que era hora de acostarnos y ver una película, no recuerdo en qué parte de la película iba cuando me dormí.
A la mañana siguiente, desperté antes de Paris y fui al baño, me vestí y le dejé una carta diciéndole que muchas gracias por su hospitalidad, pero que debía volver a mi departamento. Me fui caminando, hacía mucho frío y no andaba mucha gente en la calle, pues es domingo, ese día no trabajaría por mi ojo, pero tendría que hacerlo entre semana para tener el dinero suficiente para sobrevivir unos días más.
Llegué al departamento y me senté en el sillón para fumar un cigarrillo, necesitaba relajarme para que no me doliera tanto, mientras realizaba esta acción recibí una llamada a mi móvil.
-hola Zoe, yo llamaba para saber cómo estabas- habló Quetzal.
-oh, hola, estoy mejor, sobreviviendo- mencioné yo de forma nerviosa.
-me alegro mucho, ayer me preocupé mucho por ti, cuando te vi cómo te golpeó yo...- lo corté, no quería oír aquello.
-Quetzal, no quiero hablar de eso por favor, por otro lado, no tuve la oportunidad de agradecerte por lo que hiciste por mí, así que, gracias- me encontraba totalmente feliz porque me haya llamado.
-bueno, de nada, eso hacen los amigos, ¿no? - claro, somos amigos y nada más.
-por supuesto- dije yo algo incómoda por eso último, aunque es la verdad.
-bien, tengo que cortar, espero que estés bien, adiós- dijo él.
-adiós Quetzal- y corté, terminé de fumarme mi cigarrillo y decidí escribir un rato.
Iba a sentarme en la mesa a escribir cuando golpearon a mi puerta, abrí y era George.
- ¡hola Zoe!, pasaba cerca de aquí y quise pasar a verte- habló con las manos detrás y sonriendo.
-pasa- dije yo devolviendo la sonrisa.
Conversamos un rato hasta que George dijo lo que pensé que nadie me diría nunca.
-Zoe, yo sé que te gusta Quetzal- quedé en shock.
-eso no es cierto, estás hablando tonterías- y desvié la mirada hacia el suelo.
-sé que es verdad, se te nota en la mirada, a mí no puedes mentirme Zoe, te conozco bien- estaba en aprietos, pero no podía dejar que supiera que es verdad tan fácil.
-ah sí, ¿y cómo lo sabes?, claro si se supone que es verdad- dije de forma retadora.
-ya te lo dije Zoe, te conozco bien, se te nota en la mirada, en cómo actúas cuando estás cerca de él, acéptalo, está bien, no le diré a nadie, confía en mí- estaba frita.
-está bien, es cierto- y me tapé la cara con las manos.