Al otro día, fui al parque en la mañana, estaba esperando que sea la hora de ir a trabajar en la cafetería, mientras estaba allí, observaba los pájaros que se posaban en distintas piletas, a los niños que corrían a los juegos, a las parejas de enamorados que andaban paseando y diversas personas que circulaban por ese lugar.
Estaba a punto de levantarme cuando siento que dicen mi nombre, giro mi cabeza en dirección de donde viene la voz y es Quetzal-Noah, me quedó sentada esperando a que él llegue a la banca.
- ¿qué te trae por aquí tan temprano? - pronuncio.
-solo voy a hacer algunas compras que me envió mi madre- mencionó él, sentándose en la banca. -yo, te vi desde lejos y quería hablar contigo-
Me sentía algo incómoda, me quería ir, no quería estar más aquí con él, pero no podía simplemente irme sin saber que quiere saber.
- ¿de qué quieres hablar? - pregunté yo.
-sé que podrá ser algo incómodo, pero, ¿por qué no quieres estar con George?, él se ve un buen tipo- mencionó observándome.
-ah, es eso, la verdad no quiero hablar y menos sobre eso, lo siento- dije mientras observaba el horizonte.
-solo es curiosidad, supe que ha estado detrás de ti por mucho tiempo y tú siempre le has dicho que no- seguía observándome.
-ya basta Quetzal, no conversaré eso contigo- ya me estaba comenzando a irritar el tema.
-vamos dime, no le diré a nadie Zoe- seguía insistiendo.
- ¡Quetzal, detente!, eso es un tema privado, no te corresponde a ti saberlo- ya me había cansado su insistencia.
- ¡solo quiero entender que tiene de malo George que no quieres estar con él! - me elevó la voz al igual que yo lo había hecho antes.
- ¡él no tiene nada de malo, la que está mal soy yo! - acoté para tomar mis cosas y retirarme de ese lugar.
Me levanté de la banca y lo dejé ahí, para mi buena suerte no me siguió y se quedó sentado en la banca. Me iba a ir a la cafetería, no me importaba llegar más temprano, mientras caminaba iba algo rota, me sentía que él había insistido mucho en un tema que es delicado para mí, no quería hablar de eso con él, es un completo desconocido para mí, no conozco nada acerca de Quetzal.
Llegué al lugar deseado con algunas lágrimas corriendo por mis mejillas, no quería recordar todo lo vivido, pero era inevitable cuando alguien me tocaba el tema de "las relaciones de pareja", quería olvidar todo y seguir con mi vida, pero siempre ha existido una piedra en el zapato que no me deja avanzar y olvidar todo. No culpo totalmente a Quetzal por cómo me siento ahora, pero si por insistirme tanto cuando le expresé claramente que no quería hablar eso.
Me senté en la barra, y me seguían cayendo lágrimas, la mamá me Itzan me observó y de inmediato de acercó a mi para consolarme, aún no abre la cafetería, así que solo estábamos nosotras dos, ella es como una madre para mí, y era imposible no contarlo lo que me estaba pasando en ese momento.