Luego de comer, Paris se terminó de arreglar, se maquilló y nos dirigimos al restaurante en el que "quedamos" de juntarnos, llegamos al lugar y era definitivamente hermoso, de eso no quedaba duda. Entramos y buscamos a los chicos con la mirada, pero ellos no estaban, así que le dije a Paris que nos sentemos en una mesa y esperemos a que lleguen, pero ella estaba totalmente nerviosa, porque pensaba que Quetzal ya no quería salir con ella.
Esperamos un par de minutos y los vimos entrar por la puerta, George entró primero, la verdad es que no se veía nada mal, pero aún sigo cerrada a la oportunidad de tener algo con él; le seguía Quetzal, que venía con su estilo particular, finalmente llegaron a nuestro lado.
-hola, disculpen la demora, la verdad no conozco mucho aquí y me perdí, tuve que llamar a George a que vaya por mí, de verdad mil disculpas- dijo con arrepentimiento por haber llegado tarde.
-no te preocupes Quetzal, apenas habíamos llegado- con la llegada de los chicos, a Paris se le borró toda amargura y tristeza, estaba radiante conversando con él, mientras que George y yo estábamos callados, sin emitir sonido.
Decidimos pedir una pizza napolitana, ya que era la única en la que coincidíamos todos que era una buena pizza, mientras esperábamos Quetzal y Paris seguían conversando animadamente, pero George y yo aun seguíamos en silencio, hasta que este lo rompió.
-y, ¿cómo estás? - dijo dudoso.
-bien, ¿y tú? - dije desinteresada.
-bien, me alegro mucho que hayas venido Zoe, significa mucho para mí que vengas, aunque sea como amigos- yo estaba ya cansada de toda esta situación, pero debía controlarme por Paris.
-yo también me alegro- mencioné.
Finalmente llegó nuestra pizza y comimos, la verdad es que estaba deliciosa, mientras comíamos, nadie hablaba mucho si no era para decir lo buena que estaba la comida, cuando terminamos nos quedamos un momento más hasta que sucedió lo peor.
-yo, quisiera decir algo, frente a Paris y Quetzal- pronunció George, llamando la atención de los tres. -quiero decir que, Zoe, me gustas, me atraes, y mucho, ya no puedo ocultarlo más, cada día, lo que siento por ti crece y crece y se abre camino por mi pecho ahogándome, ya no podía más, tenía que, decirlo-
No podía estar más en shock, no sabía qué hacer, no podía corresponderle, no sería bueno para ninguno de los dos, los tres pares de ojos me observaban, cerré los ojos y tomé varias respiraciones, tenía que solucionar esto ahora, no podía simplemente irme y abandonarlos a todos, eso le rompería el corazón a George, pero tampoco podía darle una pequeña luz de esperanza, porque eso sería ilusionarlo.
Opté por la mejor opción, la que creo que es la más correcta.
-George, ¿podemos hablar en privado por favor? - dije levantándome de la mesa.
-Está bien- se levantó de igual manera y salimos del restaurante.