La imagen de un paisaje de un llano verde debido al pasto se alzó bajo sus pies pero no era eso lo que le impresionaba. Ni las dos lunas, una más grande que la otra, del cielo que estaba regio sobre su cabeza en un tono púrpura oscuro. Ni la casa que Tessa había preparado para cuando él llegara con la bebé, organizada, grande y con todas las comidas que podría necesitar al gusto de Magnus.
No era eso. Era ver a Alec delante suyo sosteniendo también a la bebé, en una dimensión donde solo inmortales podían entrar.
— Alexander— susurró Magnus sin creer lo que sus ojos veían.
— Magnus— dejó escapar Alec a la vez que acercaba su cuerpo al del brujo para besarlo dejando espacio suficiente para no hacerle daño a la bebé.
— ¿Cómo?— fue lo único que dijo el brujo luego del beso.
— Yo…no lo sé— admitió este desconcertado. Había creído que moriría si intentaba cruzar, eso era lo que los brujos les habían dicho. Miró a la bebé sin comprender y entonces una idea cruzó su cabeza— sostenla— le dijo dejando cuidadosa pero rápidamente la bebé en brazos de Magnus.
— ¿Alexander?— preguntó este sin entender.
Alec sacó de entre sus ropas un cuchillo serafín y sosteniéndolo entre sus manos lo activó en un susurro para luego pasarlo firmemente por su antebrazo haciendo un corte limpio.
La cara de Magnus dejaba claro que creía que su esposo se había vuelto loco y entonces pasó. Una luz dorada brilló en donde la herida terminaba y fue extendiéndose hasta el inicio de esta para luego apagarse dejando la piel lisa y sin marcas. Se había curado.
Se miraron uno al otro incrédulos, luego miraron a la bebé que dormitaba tranquilamente. Magnus miró a su alrededor para indicarle a Alec que entraran a la casa. Caminaron hasta esta, el brujo usó un hechizo para abrirla y pronto estuvieron dentro de un salón grande decorado en beige, blanco y dorado con muebles carmelita bronce y arabescos en algunas paredes.
Exploraron la estancia rápidamente. Había dos habitaciones, una era obvio que era la de la bebé. Era de un color celeste y había nubes pintadas en la parte superior del techo, una cuna blanca con un sonajero con estrellas, astros, la luna y el sol coronaba. Había un mecedor, un armario pequeño, peluches, juguetes, un comunicador. Todo lo necesario para un bebé. Incluyendo ropas y pañales.
La otra habitación era diferente. Un color gris metálico claro pintaba las paredes, las sábanas eran azules de satín y los adornos y muebles eran de madera oscura.
La cocina era negra y en las paredes estaban las puertas de los estantes, el refrigerador y todo lo demás. Un imponente desayunador se alzaba en medio. Había comida para ellos y leche para la bebé. Contaban con baños dentro de las habitaciones, un despacho o estudio, un salón de entrenamiento con todo tipo de máquinas de ejercicios y armas. Magnus las utilizaba para entrenar, nadie suponía que serían necesarias para Alec.
Un maullido llegó hasta ellos y por la puerta del cuarto de la bebé entró Presidente Miau.
— ¿El gato se teletransportó?— preguntó Alec incrédulo.
— No. Una de las preparaciones que hicimos mientras tu cuidabas a…— solo entonces se dieron cuenta que en ningún momento Jace y Clary habían nombrado a la bebé— bueno, fue traerle— concluyó Magnus.
— Entiendo. ¿Dónde estamos por cierto?— preguntó Alec.
— Eldryss— respondió Magnus— es una dimensión mágica donde muy pocos inmortales han podido entrar. Solo los que nacen aquí permanecen en ella. Tienes que ser muy poderoso o especial para no morir al traspasar el portal.
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Luz angelical
FanfictionMagnus es feliz al lado de su marido, pero cada día el deseo de ser una familia aumenta por más que quiera controlarlo. Tiene mucho miedo sobre el futuro, pero... ¿Qué pasaría si de un evento desafortunado él obtuviera aquello que desea? Aunque le...