Magnus y Alec estaban agotados. Acaban de salir de una fastidiosa reunión en la que se leyeron los últimos tratados del nuevo libro de Acuerdos. Se notaba que la Clave no quería aceptar nada de lo que allí decía pero era obvio que no tendrían más salida.
La firma del tratado final sería en Navidad de forma ceremonial y esto había molestado al matrimonio que festejaba la fecha como algo mundano, producto del cariño que había acogido su hija a esa temporada desde pequeña.
—Será solo un momento. Después podremos seguir tal cual planeamos— dijo Alec dejándose caer en el sofá de la sala de una casa que le había sido otorgada a Magnus en Alacante. Temporalmente, como solía recordárselo la Cónsul en todo momento.
—Supongo que sí. ¿Qué le regalaremos este año?— preguntó Magnus empezando a meditar algo que su hija quisiera mucho.
—Supongo que un largo tiempo con nosotros sería suficiente, ¿no?— sugirió Alec.
—Sí, pero Garbancito es Navidad. Necesitamos algo más— insistió el brujo.
El nefilim se quedó mirando a los ojos sin glamour de su esposo y se perdió en la imagen. Tanto amor debía de ser considerado una enfermedad. Sonrió para sí mismo dándose cuenta de que tenía una idea en mente. Magnus lo observó extrañado por la sonrisa de Alec repentinamente, pero entonces el de ojos azules explicó su idea y al subterráneo se le iluminaron más los ojos mientras aplaudía como niño chiquito.
—Amor— le dijo acercándose a Alec y besándolo profunda pero rápidamente— es una idea maravillosa— comentó sonriendo.
—Me alegra que te guste, aunque tendrás que hacerla tú con magia—dijo Alec meditándolo.
—Eso no importa, es perfecta— la alegría en su esposo era tanta que Alec se regocijó en la imagen— debemos irnos, le prometimos arreglar el árbol de Navidad juntos.
—Cierto— concordó Alec para luego ponerse de pie atrayendo a Magnus junto con él y besándolo.
Cuando se separaron sus respiraciones estaban agitadas y Magnus decidió que no podían seguir por ese rumbo, así que creó un portal y ambos lo atravesaron. Aparecieron en el Instituto, más específicamente en su habitación.
Magnus usó su magia para vestirlos con algo que gritara menos: ACABAMOS DE SALIR DE UNA REUNIÓN CANSINA CON LA CLAVE para así poder disfrutar cómodamente. Por eso él llevaba una gabardina negra sencilla que cubría su camisa brillante con arabescos y sus dos bufandas, una azul prusia con lentejuelas y una celeste lisa. Mientras Alec vestía una cazadora negra, jeans gastados cómodos y debajo una camisa de mangas largas gris oscura.
Salieron de la habitación tomados de la mano y fueron a buscar a Sunna a su habitación pero no estaba. Sin preocuparse fueron hasta el salón principal del Instituto, mas tampoco la encontraron. De reojo Alec percibió a Presidente Miau corriendo en dirección a la biblioteca, donde encontraron a Sunna delante de un montón de cajas y con un árbol gigante al frente.
Ella vestía un vaporoso vestido verde pasto con cerezas rojas en los bordes de las mangas y la saya y traía medías rojas de rayas. Su cabello largo estaba recogido en dos trenzas de espigas una a cada lado y jugaba con su conejo esperando pacientemente.
—Mi ángel— dijo Magnus llamando su atención, a lo que la niña respondió girándose para mirarlo y saltando del suelo para correr hacia él y que la cargara.
—Bueno, parece que estás lista— comentó Alec al ver todo lo que había tirado alrededor de la habitación.
—Sí— gritó la niña alargando la pronunciación de la letra i, haciendo a sus padres reír.
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Luz angelical
FanficMagnus es feliz al lado de su marido, pero cada día el deseo de ser una familia aumenta por más que quiera controlarlo. Tiene mucho miedo sobre el futuro, pero... ¿Qué pasaría si de un evento desafortunado él obtuviera aquello que desea? Aunque le...