Capítulo especial (I) "Vida celestial"

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Capítulo extra en honor de los 2k de lecturas y 1k de votos del libro. Leer N/A al final, por favor💖.
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                       "Vita caelesti"
Su magia refulgía con poder en dorados haces lumínicos que centelleaban, llevaba horas practicando junto con Raziel, el arcángel resultó un ser bastante afable con la capacidad de congeniar con ella de forma tranquila. Desde que había llegado, hacía ya dos años, ambos se habían enzarzado en batallas diarias que Sunna siempre perdía por más que se esforzara. La frustración la quemaba por dentro, no comprendía por qué había diferencias entre ellos.

— Perdí otra vez— declaró mientras recuperaba el aliento y se dejaba caer en el suelo blanco nacarado de una de las muchas partes del castillo sin forma que habitaban todos.

— Pierdes velocidad al prestar atención a los ataques y si la mantienes entonces tus ataques ya no son certeros— puntualizó Raziel— es como si no tuvieras motivación para pelear conmigo.

— Pero sí la tengo, quiero ganarte— afirmó la adolescente con un semblante frustrado.

— No es eso a lo que me refiero— comentó Raziel con calma, en sus batallas jamás Sunna había visto un lado de él que no fuera calmado y pasible, como si nada lo alterase— Nuestra magia viene de nosotros mismos, de quiénes somos y de aquello que nos hace lo qué somos. Tu falta de motivación no proviene de querer ganarme o no, sino de que no sabes cómo alimentar tu poder ni te interesa hacerlo.

— ¿Qué estás intentando decir?— Sunna cada vez estaba más confundida.

Desde que tenía memoria, y eso no era hacía mucho pues solo recordaba su existencia de los últimos dos años, ni siquiera sabía si había existido anterior a ese tiempo, sentía que los ángeles y arcángeles sabían algo que no querían decirle.

— Que te estás haciendo las preguntas erróneas— sentenció Raziel— en lugar de preguntarte qué nos hace diferentes o a nosotros más fuertes que a ti, deberías de hacerte preguntas más importantes— explicó con calma el arcángel mientras se acerca hasta quedar frente a la joven, haciendo que esta lo mirase desde su lugar en el suelo— ¿Qué eres? ¿Qué te hace ser quién eres? ¿Quién eres?

Sunna no supo contestar y Raziel no explicó más que eso. Dio media vuelta y se marchó del lugar sin hacer sonido alguno, como todo lo que ocurría en aquel lugar celestial que a Sunna se le hacía asfixiante. Frustrada como nunca, la joven dejó el salón usando su magia de aparición para llegar hasta sus propias alcobas, donde se dio un baño relajante y vistió nuevamente con esas túnicas vaporosas y ligeras de blanco color. Las detestaba.

Revisando que en su horario no tenía más asignaciones, pues sus únicas labores eran entrenar y estudiar sobre la vida celestial, aunque esto último se lo saltaba constantemente, decidió dar una vuelta. En ese castillo había varios jardines preciosos que no se marchitaban aunque nadie los cuidase.

Sunna pasaba horas en ellos admirándolos, los odiaba. Su belleza etérea y artificial a la vez, aunque con vida, la hacían sentir que vivía una falsa constante. Sin embargo ella adoraba colarse en el jardín central.

Estaba prohibido para Sunna pues decían que su poder no era capaz de soportar estar allí, pero ella pronto había dominado el arte de escabullirse dentro sin que percibieran su magia y dedicaba horas a pasarla refugiada en ese sitio. El motivo por el que se sentía tan atraída hacia ese jardín en particular era su estanque. En el medio de verdes arbustos y multicolores flores se encontraba un estanque de agua cristalina que no tenía fondo.

Sunna no comprendía el por qué, pero adoraba pasar horas mirando al estanque sin ver nada diferente. Sentía que había algo más sobre este que solo un agua cristalina, pero no lograba averiguar qué era y si usaba su magia de más terminaría siendo descubierta por los arcángeles y eso sería contraproducente. Había visto de primera mano lo severos que eran con los castigos.

Luz angelicalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora