Capítulo 26 "Secretos de los seelies"

108 55 1
                                    

Habían regresado al Instituto dejando todo en Idris aclarado. La Clave había aceptado todas sus condiciones y un nuevo libro de Acuerdos estaba siendo redactado, esta vez con la representación de cada Líder de las razas y subterráneos. Por ese motivo Magnus estaba cada día más ocupado al igual que Rafael y Elforas. Alec por su parte se encargaba de entrenar a Sunna, esa era la función que se le había dado.

Estaban quedándose en el Instituto de momento porque consideraban que era más seguro de esa manera y facilitaba las cosas para la niña. Al final Nerea si había terminado siendo la representante de los seres marinos y estaba incluso escribiendo parte de los Acuerdos.

Sunna usaba casi todo su tiempo en entrenar. Pasaba gran cantidad de horas meramente practicando con Alec o sola hasta que su cuerpo dolía tanto que no podía moverse y terminaba por desfallecer. A veces se unía a Aciel en sus prácticas también, pero era inevitable que sintiera que todo su esfuerzo era insuficiente.

Sentía su poder allí, intentando salir pero conteniéndose y no lograba su cometido. Se concentraba en amplificarlo, lo exteriorizaba dándole color y forma e igual obtenía el mismo resultado insatisfactorio. Había algo que la detenía y no sabía qué era, aunque empezaba a tener una idea.

—Mi sol— le dijo Alec haciendo a la niña salir de sus pensamientos para mirarle.

—Dime papá— le respondió ella en ese tono que él tanto atesoraba.

—Voy a ir con Magnus a reunirnos con la Clave hoy en la tarde, puedes venir con nosotros si quieres— le sugirió sabiendo que la niña se mantenía al tanto de todo lo que sucedía, pero lo que Alec ignoraba era que ella tenía sus propios planes y esa reunión con la Clave le facilitaba sus objetivos para no tener que preocupar a sus padres.

—Prefiero quedarme aquí, le prometí a Aciel que entrenaría con él un movimiento que todavía no le sale bien— mintió la pequeña. Aunque solo era una mentira a medias ya que si había hecho tal promesa, pero estaba a punto de cambiar sus planes vespertinos.

—Entiendo, nosotros regresaremos en la noche y así podremos decorar el árbol de navidad— le dijo Alec dándole un beso en la frente mientras sus dos manos envolvían las mejillas de la niña y ella sonrió.

Navidad. Sunna amaba la navidad, era su época del año favorita ya que su papi se tomaba ese tiempo libre y estaba casi todo diciembre en casa con ella y Alec. Su tradición era decorar juntos el árbol y cocinar en familia, incluso llegaron a comer unas galletas con la forma de las patas de Presidente Miau pues este había caminado por encima de ellas. Sin embargo desde que el invierno había llegado poco después de su reunión con la Clave no había podido disfrutar nada.

Esas últimas semanas se las pasaba revisando los nuevos acuerdos y maquinando sus planes en su mente. Sabía que debía moverse rápido, pero no quería desperdiciar ni un segundo con su familia así que se había tardado un poco. Podía sentir la presión de la situación y un extraño llamado en su pecho, pero era consciente de que estaba viviendo lo último que podría con sus seres queridos y un deseo egoísta de disfrutarlo la dominaba.

Esperó sentada en el banco hasta que Aciel llegó a la hora pactada. Sunna buscó con su mente para asegurarse que sus padres no estaban en el Instituto antes de hablar. Todo cuanto hiciera era mejor que fuera oculto y Aciel era algo así como su consejero y mano derecha.

—Hola— saludó Aciel— espero que vengas con energías, yo quiero realmente aprender a hacer esa voltereta, salto o como se llame— comentó emocionado pero entonces Sunna lo miró y con solo ver sus ojos Aciel sabía que algo había pasado— déjame adivinar ¿Cambio de planes?

—Mis padres no estarán en el Instituto y se demorarán en una reunión con la Clave, al igual que tus padres y nuestros tíos. Necesito hacer algo y esta es mi única oportunidad— le informó ella al joven pelirrojo que se había convertido en su mejor amigo.

Luz angelicalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora