Capítulo 34 "Mi último regalo"

148 58 30
                                    

Dos meses habían pasado desde la batalla en Idris. El corazón de Magnus se había sumido en la monotonía de ser el Gran Brujo de Alacante. Una posición dada por la Clave en vista de los esfuerzos del brujo y del sacrificio de Sunna por ellos. Todo ese poder no era nada en comparación con el dolor que sentía.

Miró los papeles delante de él, era el informe de adopción por parte de Lorenzo Rey y de Andrew Underhill. Habían decidido que ellos se quedarían con el hijo de Lidia pues nadie más podría hacerlo y luego de mucho papeleo el proceso finalmente había culminado.

Magnus estaba feliz de que alguien sí hubiese seguido adelante. Ese niño necesitaría mucho amor y él sabía que esa singular pareja podía dárselo. Por su parte Clary y Jace habían rehecho su relación con Magnus y Alec. La pelirroja finalmente había reaccionado y ahora todos sufrían juntos la pérdida de Sunna. Pero el brujo empezaba a preocuparse por Alec.

El nefilim solo reía cuando sus sobrinos o Aciel estaban cerca. Magnus intentaba alegrarle el tiempo que pasaban juntos pero, aunque sabía que Alec seguía amándolo de la misma forma que él a Alec, sin Sunna allí una parte de ellos había muerto y se sentían vacíos.

Juntos era algo reconfortante, no obstante la felicidad de sus vidas se había opacado. Ahora su esposo estaba sumido en sus responsabilidades como nuevo Cónsul, ya que Adriana había muerto aquel día de batalla y Alec había sido el nuevo elegido por la Clave, dándole el título que antaño estuvo al punto de obtener.

Esa situación distraía al cazador de sombras, pero el brujo estaba preocupado porque su marido últimamente estaba con malestares sin sentido, había perdido el apetito y todo le daba asco. Suponía que era producto del estrés y del sufrimiento, pero quería que alguien chequeara a su esposo ya que este no dejaba que lo hiciera él mismo. En eso estaba pensando cuando sintió la puerta de su nuevo hogar en Alacante abrirse. Alec había llegado.

— Alexander— le saludó Magnus poniéndose de pie y besándolo suavemente en los labios.

— Magnus— le devolvió el saludo con una ligera sonrisa que últimamente estaba reapareciendo. Quizás era eso, quizás solo necesitaban tiempo para sanar.

— ¿Qué tal el día, Garbancito?— preguntó Magnus dedicando toda su atención a su esposo. Una regla no escrita era que una vez ambos estaban en casa nada más importaba y el trabajo quedaba fuera.

— Arrollador— declaró el nefilim— no ha habido problemas con demonios de Edom, pero hay otros príncipes del Infierno que han abierto sus portales para causar problemas ahora que Asmodeus ya no lo hace. Por suerte también recibimos su ayuda.

— Me alegra que mi padre siga siendo ejemplar— comentó el brujo sentándose con su esposo en el amplio sofá rojo que usaban en honor al sillón que a Sunna le gustaba.

Era cierto que al inicio les había costado aceptar lo que sucedía con Asmodeus, pero Aciel les había contado todos los detalles que Sunna no había tenido tiempo de llenar y pronto entendieron por qué había sucedido todo de la manera en que había pasado durante milenios con el Príncipe del Infierno.

También Alec y Magnus habían ido a visitar a la Reina Seelie para que esta les contara la historia de la madre de Magnus y luego habían ido de incógnito a ver a la bebé que era la última reencarnación de esa alma pura.

Magnus había llorado durante horas y Alec lo había confortado. Demasiado dolor, demasiado sufrimiento. Su esposo no se merecía eso, pero al menos ahora estaba seguro de que ya el alma de su madre no pasaría más dolor y quizás con el tiempo podía hasta reencontrarse con su amor.

Aunque Asmodeus había dicho, en la única visita que ambos le habían realizado en Edom hacía unas tres semanas atrás, que si bien siempre permanecería atento a la vida de su adorada prefería no volver a entrar a ella. No la traería al Infierno y él no saldría de allí. Mejor que ella viviera la vida plena que se le había impedido hasta el momento. Magnus estuvo de acuerdo.

Luz angelicalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora