Aciel y Sunna llevaban más de dos días sumidos en la inconsciencia. Por momentos despertaban pero eran apenas unos segundos antes de volver a caer en la oscuridad. Desde que habían salido del peligro inminente Alec no se había separado de ninguno de los dos.
Pasaba sus horas leyendo el libro que Magnus había identificado como El Libro Rojo, un antiguo registro de la historia de demonios y ángeles escrita a puño y letra por estos seres. Se suponía destruido desde hacía más de un milenio. Magnus no tenía idea de que Ragnor estuviera en posesión de semejante objeto.
Por más que leía, Alec no encontraba en el libro nada que explicara lo que sucedía con Sunna y los demonios. Magnus cada día estaba más preocupado, su esposo se estaba obsesionando y él lo entendía. La desesperación que sentía producto del vínculo parabatai lo consumía junto con la culpa. Por eso el brujo pasaba la mayor parte del tiempo apoyando a su esposo en las investigaciones.
Se habían quedado con Catarina, el Hotel no era un lugar seguro por el momento, aún así Rafael los visitaba cada noche. El líder de los Hijos de la noche había movido sus contactos en las esferas de los vampiros más antiguos. Cifras exorbitantes de dinero siendo ofrecidas a quien pudiese dar información del libro o de su contenido. Hasta el momento nada pasaba.
Alec se encontraba sumergido en el dichoso libro mientras Magnus estaba apoyado contra él leyendo otros libros de demonología cuando sintieron a alguien moverse en las camas dispuestas en la habitación. Miraron alarmados hacía allí y observaron como Sunna abría los ojos y se estiraba cual gata para luego mirarlos.
La tristeza, agobio, cansancio, desespero y dolor habían hecho mella en ambos inmortales y la pequeña sintió su corazón encogerse por ello. Se sentó en la cama y ambos padres fueron rápidamente hacía ella a abrazarla.
Magnus lloraba en silencio besando la rubia cabellera mientras Alec los apretaba a los dos entre sus brazos, estaba tan impactado que no podía llorar todavía. Cuando consideraron que era imposible fundirse unos con otros se separaron un poco sin romper el contacto.
—¿Cómo estás?— preguntó Magnus con sus ojos felinos llenos de lágrimas.
—Bien, ya estoy recuperada— respondió la niña mientras apretaba con más fuerza los brazos de Alec alrededor de ella. Miró hacia Aciel que todavía no despertaba— Necesito ir hasta él— dijo Sunna mirando a sus padres, quienes se negaban a soltarla.
—Claro— respondió Magnus dándole un apretón a Alec para que dejara a la niña moverse.
Con suma lentitud Sunna se acercó a Aciel. Lo observó dormido unos segundos rememorando el dolor de la mordida de demonio, la sensación de ardor recorriendo sus venas, la oscuridad atrayéndolos a ambos.
Respiro profundo y llevó su mano hacia la frente de Aciel, la luz que desprendía su cuerpo al hacer uso de su magia llenó la habitación y pronto unos ojos verde esmeralda estaban mirándola.
—Bienvenido— le saludó ella.
—¿Cómo te sientes, querido?— le preguntó Magnus acercándose al joven.
—Agarrotado— respondió mientras intentaba incorporarse, sintiendo sus músculos quejarse por el esfuerzo luego de ese tiempo de inactividad.
—Es normal— comentó Magnus.
Iba a decirle que le tomaría uno rato recuperarse completamente pero el brillo proveniente de la mano se Sunna que estaba apoyada grabando una runa en la piel del cuello de Aciel lo hizo callar. Segundos después el pelirrojo podía moverse sin problemas.
—Pues en vista de que estáis fenomenal avisaré a los demás mientras ustedes se dan un baño y yo preparo un desayuno. ¿Quieren?
—Sí— respondieron entusiastamente ambos a la vez.
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Luz angelical
FanficMagnus es feliz al lado de su marido, pero cada día el deseo de ser una familia aumenta por más que quiera controlarlo. Tiene mucho miedo sobre el futuro, pero... ¿Qué pasaría si de un evento desafortunado él obtuviera aquello que desea? Aunque le...