Charla interesante

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Hace un frío que no puedo aguantar. Me movía de la cama de lado a lado para poder calentarme aunque sea un poco, pero ni eso conseguía. Que horrible sensación.

Saco mi colchón y apenas eran las ocho de la mañana. Me levanté a preparar un poco de café. Desde que me mudé para seguir con mi vida y mi trabajo, mi vida ya no es la misma. Me siento adulta y no sé. Me gustaría tener la misma edad de antes cuando solía viajar a muchos lugares con mis hermanas.

Abro la nevera y maldigo para mis adentros. No hay harina de café. Con el frío que hace voy a tener que salir a comprar un poco.

Me abrigué lo más que pude con gorro, suéter, bufanda y botas para la nieve.  El frío no me dejaba ni pensar bien. Me voy caminando para la tienda más cercana que encuentre para comprar café ya preparado. Necesito buscar un poco de cafeína para el sistema. 
Camine tres cuadras y encuentro un mini market. Que suerte, ya me estaba muriendo del frío que hay aquí.  No me acostumbro mucho a la nieve, me gusta el trópico, la playa, el sol. Como cuando era pequeña, siempre estaba acalorada, desearía estarlo ahora mismo.

Entrando por la puerta de la tienda escucho una voz. ¿De donde rayos habrá salido? Miro a mis alrededores a ver quién me acaba de hablar. ¿Un fantasma?

-Hey, aquí abajo. -dijo la misma voz. Miré hacia abajo y era un hombre sentado en el suelo con un vaso.

-Tienes algún menudo que me puedas regalar para poder comprar algo de comer -preguntó muy dulcemente. Yo que tengo el corazoncito tan blando como negarle algo a el pobre muchachito.

-Ehm, claro déjame comprar algo, y te ayudo. Vengo enseguida. -dije y entré a la tienda. Fui al área de café y puse a hacer dos, uno para mí y otro para el hombre que tiene hambriento. Escogí unos pasteles para comerlos con el café. Pagué lo que escogí y salí afuera. El hombre seguía allí sentado. El alma se me rompía al verlo de ese modo. Tanto frío y el allí sentado muriendo de frío. Me senté a su lado y le brindé su café y el pastel. El me miró de manera muy dulce. De sus ojos salía un brillo inigualable. No sé qué decía su mirada. Era un tanto misteriosa.

A pesar de que estuviera todo sucio y con rotos en la camisa él no dejaba de ser bonito. No es que sintiera algo, pero simplemente no era desagradable.

-Muchas gracias. -dijo. En su voz se podía percibir lo agradecido que estaba. Le sonreí.

-¿Te vas a quedar conmigo aquí? -preguntó.

-¿Te molesta? -le devolví la pregunta.

-No, para nada. Es que en realidad no quiero dañar tu imagen, que te vean con un loco de la calle -contestó con voz muy dulce.

-A mí no me importa lo que piensen de mí. Yo no vivo con las personas. Me voy a quedar a charlar aquí contigo, un rato-dije. No puedo dejar de sentir lastima, no se ve un hombre malo o a lo mejor estoy confiando mucho.

-¿Como te llamas? -preguntó. Se veía cierta curiosidad en sus grandes ojos.

-Me llamo Samantha, pero me dicen Sammy. ¿Y tú?

-Me llamo Zack.

-Tienes nombre de famoso.

-¡Estás loca!

Era divertido hablar con él. Me parecía hasta un poco cómico, por decirlo así.

-¿Tienes frío? -pregunté.

-Tengo, pero no me molesta para nada, estoy acostumbrado al mismo.

Me quedé callada. No sabía qué decir.

-Nunca te había visto por aquí. -dije para romper el silencio.

-Yo te he visto muchísimas veces. -contestó.

A su lado tenía unos lápices de colores.

-¿Pintas? -pregunté. Siempre me ha gustado el arte. Es una de mis cosas favoritas.

-Sí, te voy a enseñar mi dibujo. -sacó de un bolso viejo un papel y me lo enseñó. ¡Wow! tiene muchísima arte. Me quede con la boca abierta por un segundo. Dibujó un paisaje en el cual parecía que estaba atardeciendo. Me quedé sin palabras.

-Está muy bonito. A mí me gusta pintar al óleo, me encanta mejor dicho. -dije.

-Por lo menos tenemos algo en común. -dijo.

Escuché mi celular sonar. Era mi hermana Keysha. ¡Aghh! que mucho jode.

-Dígamelo -contesté con desgana el celular.

-Tienes que venir a donde mí y es ya.-dijo mi hermana y colgó su celular.

Para qué tontería me quiere ahora.

-Bueno me tengo que ir.-dije. En realidad me hubiera gustado quedarme un rato más charlando, pero cuando mi hermana me llama así es que está pasando algo o al menos que sea para una tontería como otras veces ha hecho.

-¿Puedes venir mañana?-preguntó Zack dulcemente.  Se me rompe el corazón, como le voy a decir que no.
-Claro, Zack -contesté y me levanté para irme.

-Gracias -dijo. Podía percibir en su mirada y en su voz que estaba agadecido. 

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El primer capítulo corto!  Perdónenme si mi forma de escribir no les gusta, pero es el primer libro que hago de romance. Siempre hago de humor.
Para los que no saben Samantha es un personaje de otro libro "El diario de las tres chicas" y también es la autora de este libro. Sí, soy yo jaja...
Espero que les guste!

-Sammy

Alone.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora