Alone.

Una noche con Matt

Odio estar pensando en chicos, parezco una niña de quince años pensando y pensando. Para mis padres debería estar a esta edad casada, pero le tengo tanto miedo al compromiso.

En realidad Matt es hermoso, su cabello negro y ojos azules color cielo hacia que cualquier chica se enamorara, además es muy buena persona conmigo y me hace sonreír.

Zack, bueno Zack simplemente llegó a mi vida cuando menos me lo espere y en realidad lo quise ayudar porque a la vez que lo vi me dio esa sensación de querer ayudarlo. Nunca me había pasado.

Me levante de la cama. ¿Quien en la puta vida se queda acostada hasta las cuatro de la tarde? Sí, ya sé yo.

Miré mi celular, un mensaje de Matt. Que bien, yo pensando en él y me envía un mensaje. Soy poderosa.

Quieres salir hoy?

Me quedo pegada mirando ese mensaje. ¿Que si quiero salir? Pues claro que si. Zack debería estar saliendo de trabajar y no me a llamado ni a enviado un mensaje, eso está raro.

Claro, te veo en unos minutos en la cafetería de la avenida Madison.

No me gusta que los chicos tengan que decidir en donde tenemos que verlos. Yo lo puedo hacer. En vez de ellos ser caballerosos yo soy uhm....no sé como se dice eso en mujer. ¿Damallerosa?

Te espero hermosa

¿Es enserio que me dijo hermosa? Que cursi.

Busqué la riopa que me pondría. ¿Que se puede usar para salir con un chico? Bueno algo sencillo. Busque una camisa de tiras blanca que se ve un poquito el ombligo, un pantalón corto con estampado de flores de colores tierra y un suéter marrón y mis zapatillas de salir. Un poco de maquillaje y mi cabello lo dejo suelto con vueltas. Gracias a Dios mi cabello es fácil de arreglar, casi siempre estoy sin peinar y me veo bien. Aunque el rubio me lo está dañando un poco, pero estamos bien.

Salí de mi apartamento y me fui en mi auto.

(...)

Nervios, Nervios y más nervios. Estaba temblando literalmente. Llegué a la cafetería y busqué en donde estaba hasta que encuentro su mirada color azúl. Mi estómago estaba loco por dentro, mierda.

Actúa normal.

Lo saludo con un beso en la mejilla y me siento.

-Te traje una rosa -dijo él. Se notaba que estaba un poco nervioso. Oh, que bien lo pongo nervioso.

-Gracias. Es hermosa me encantan las negras -dije. me había traído una rosa negra, me encantan en serio. Pero, ¿como lo sabe?

El se sonríe.

-Que raro que me la distes negra. Pensé que para los chicos es mejor entregar rosas rojas porque el negro es triste.

-Pues el negro no es triste es poético, además quiero hacer la diferencia.

Que bello, eso me encanta de él.

-Voy a pedir un café y salimos de aquí -dije.

Pedí mi café y Matt un chocolate caliente para llevar.

Salimos caminando de el lugar, me hija caminando para el pueblo. Me encanta ir al pueblo en la noche, con todos esos edificios prendidos en luces. Me inspira.

Matt se me acerca y me da un pequeño empujón.

-Matt, eres malo.

-No lo soy.