Visita a mi apartamento

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Llego a casa de mi hermana. Cuando logró entrar por la puerta con lo que me encuentro de frente no me gustó para nada. Habían dos perros gigantes. ¡DOS PUTOS PERROS! Sin esperar ni un solo segundo más salí corriendo y los perros siguieron detrás mío.

-¡Keyshaaaaa! -grité. ¡Me van a matar!

El perro logra alcanzarme el tobillo y me mordió. De aquí no sale vivo. Traté de dar puños, pero al parecer se los di al aire porque ninguno llego a tocar al puto perro. Keysha llegó corriendo y logró sacármelo de encima. Después que me muerde.

-Mi tobillo. Puta mierda, me lo vas a curar y es ya -dije en tono autoritario.

-Nunca pensé que los perros iban a morder. Son bien juguetones, pero no pensé que te iban a hacer tal barbaridad -dijo Keysha tratando de contener la risa. Es que es idiota.

Trato de llegar a la sala caminando con una sola pierna, la no afectada obvio y me senté en los muebles. Keysha sacó su botiquín y comenzó a quitarme la sangre del tobillo. Ella es doctora. Quién diablos se iba a imaginar que yo seria una abogada y mi hermana una doctora. Con lo mucho que jodimos cuando estábamos en la universidad. No es que sea una vieja pero ahora tengo mis veinticinco años. Tengo un apartamento, carro y tengo trabajo. ¿Que más puedo pedir? Ah! Y antes de que se me olvide, estoy soltera.

-Sammy, necesito que me ayudes en la casa.

-¿En qué? -pregunté. Me llama solamente cuando necesita.

-Es que quiero que te quedes aquí por unos días, me siento sola, aunque sea solo este fin de semana. Sabes que me da miedo estar sola y mi novio está con sus padres en New Jersey.

-Está bien -dije no muy convencida. No me gusta quedarme en casa de nadie. Y mucho menos con esta idiota que duerme mal, que no se crea que dormiré con ella porque está muy equivocada.

Nos pusimos a ver unas películas para aunque sea pasar tiempo juntas, pero ya se hacía tarde y en realidad estoy muy agotada. Me voy en mi auto y por lo menos no hay mucho tráfico. Por fin en mi casita, hogar dulce hogar.

Pongo a preparar un poco de mi droga "el café" y aprovechar el tiempo realizando trabajo acumulado, llamando a mis clientes, haciendo citas, verificando mi agenda y esas cositas.  Comienzo a escuchar unos sonidos  extraños. A mala hora decido vivir en la ciudad. Miro por la ventana. Genial, ahora parezco a las viejitas que se asoman por las ventanas para ver que están haciendo los vecinos.

Miré a todos lados hasta que encuentro el causante del ruido. Una pelea en la calle. Me faltan las palomitas de maíz para ver mejor el espectáculo. ¿Soy mala si no llamo a la policía?

Me quedo mirando porque en realidad esto está mejor que mi programa favorito pero espera un momento. ¿Ese no es Zack? ¿Que carajos hace ahí?
¿Que hago? Piensa Samantha, ¿lo defiendo? Creo que sería lo más lógico.
Corrí a buscar un bate de béisbol que tenía guardado y bajé corriendo.

Voy hacia donde está la pelea y me metí entre la gente que había. No me importa si recibo un puño.

-Suéltalo o te pego con el bate -grité. Parecía una misma loca aquí.

El hombre no me escuchó y siguió pegándole a Zack. No, no dejaré que le pegue a mi amigo, sobre mi cadaver.

Le di por las piernas con el bate y le dejó de pegar. Agarré a Zack y me lo llevé.

-Me tienes que explicar todo -le dije caminando apurada para subir al apartamento.

Él estaba sangrando por toda la cara. Voy a tener que llamar a Keysha. Dios mío, estas situaciones me ponen nerviosa.

Alone.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora