Capítulo 29- Abrazo

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T/n no podía soportar quedarse parada allí mientras que veía cómo los demás lloraban por lo que alguna vez fue su tan querido padre. Salió corriendo tan rápido cómo pudo, realmente no sabía dónde se dirigía, hasta que un vago recuerdo pasó por su cabeza. 

Prusia. Él siempre había estado ahí para ella aparte de sus hermanos, era el único que podía calmarla si nadie más lo hacía. 

 El aire le faltaba en sus pulmones, estaba cansada, pero aún así siguió corriendo, hasta llegar al bosque. No le importó que tan temibles le hayan resultado aquellos árboles, tampoco le importó cuando diferentes voces se oían a lo lejos. Ella se dirigió a la cabaña de su tátara abuelo.

 Tocó la puerta y allí se encontraba él. Parado en el marco de la puerta mientras la observaba. 

Prusia: ¿Qué haces aquí después de tanto tiempo?, ¿Acaso te perdiste otra vez? y...¿Por qué estás llorando ahora?

T/n: Mi padre murió...

  Su voz se notaba quebrada, no pudo contenerlo más y abrazó a Prusia. Sus lágrimas manchaban el abrigo del prusiano. Él se compadeció de ella, jamás la había visto llorar así. 

Prusia: Ven, pasa. 

  La chica entró a la cabaña y el ambiente era un poco más cálido, quizás debido a que la chimenea estaba encendida. Su acompañante le trajo chocolate con leche/chocolatada para que ella pudiera beber y despreocuparse por un rato. Se sentaron a hablar de muchas cosas en el sofá, frente al fuego. 

Prusia: ¿Sabes?, me recuerdas mucho a cuando Third lloraba. Second Reich lo regañaba demasiado. 

T/n: Si...Creo que si...Oye Prusia...

Prusia: ¿Si?

T/n: ¿Qué debo hacer ahora?, URSS me dejó "el trono" a mí, pero yo no quiero gobernar, a veces pienso que voy a ser igual que reich...

Prusia: No te preocupes por eso, no serás igual que él. 

T/n: ¿Estás seguro? 

Prusia: Si, tú eres mejor que Third.

T/n: Pero sólo mírame, murió mi padre y ni siquiera puedo para de llorar, ¡¿Cómo esperas que gobierne a un país?!, yo soy muy débil a comparación de mis padres. 

Prusia: Si, es cierto que quizás ellos eran más fuertes que tú emocionalmente y quizás físicamente también, pero tú eres lo más bonito que les pudo haber tocado a ambos y no dudaron en pelear por tu custodia. ¿Acaso piensas que URSS y Third Reich habrían peleado por algo insignificante?, ellos saben perfectamente que tú serías una gran gobernante, no por nada te querían como su sucesora. 

T/n: Ni siquiera sé cuál de las dos ideologías o modelos económicos debo implementar. Jamás me interesé en la política. 

Prusia: Nunca es tarde para aprender y creo que USA podrá ayudarte con eso de los modelos económicos, odio decirlo, pero él es muy bueno en eso. 

T/n: ¿Y Rusia?, ¿Y mis hermanos?, ¿Y Polonia?, ¿Y Alemania?, ¿Qué pasará con todos ellos? 

Prusia: Polonia y Alemania ya son países que se valen por sí mismos, no debes preocuparte por ellos. Rusia y sus ciudades son una gran nación, pero a causa de la mala administración, la URSS se disolvió. No sé si alguna vez te haz dado cuenta, pero los ucranianos, bielorrusos, georgianos y de otras ciudades, han muerto de hambre hasta ahora y muchos morirán por esa misma razón si no hacen nada al respecto. 

T/n: ¿Qué crees que debo hacer?

Prusia: No me gustaría decirlo, porque el estado comunista me mataría, pero la mejor opción es que cada uno de tus hermanos se separe del país y construya su propia nación. 

T/n: ¿Estás seguro?

Prusia: Completamente. 

  Así pasaron el tiempo, decidiendo sobre cosas. T/n escuchaba atentamente al prusiano, no tenía a nadie más que él en ese preciso momento, hasta que recordó a sus hermanos y partió de la casa, dándole la despedida a su tátara abuelo. 

 Volvió a la mansión, abrió la puerta y su vista se dirigió a la pared, donde un gran reloj habitaba. Vio la hora, eran ya casi las cuatro de la mañana. A su alrededor no había nadie, ni un alma. Subió hasta donde se encontraban las habitaciones para poder ir a dormir, estaba realmente cansada. 

 Apenas entró y la luz fue encendida por alguien, era Rusia. La había estado esperando y apenas él la vio, saltó a abrazarla, mientras no paraba de llorar.

Rusia: ¡Me prometí a mí mismo que ésto no volvería a suceder!, ¿¡Dónde estabas!?

T/n: Necesitaba aire fresco, lo siento.

 Una pequeña lágrima caía por la mejilla de la alemana. Correspondió al abrazo protector de Rusia. En cambio él simplemente la llevó hasta la cama, para poder arroparla con las mantas y dormir. 


En medio de la guerra (tu x Rusia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora