Capítulo 44.

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Rebecca's POV

El mareo y la angustia estaban desapareciendo. Abrí los ojos y me encontré con un hombre de bata blanca.

—¿Qué tal te encuentras? ¿Tienes dolor?

—Un poco.

El hombre asintió y me dijo que iba a ponerme medicación para calmarlo.

—¿Puedo ver a mi padre?

Asintió y salió de la habitación. Minutos más tarde, mi padre apareció por la puerta.

—Becca...

—Hola, papá.—Sonreí tímidamente.

Cogió una silla, la puso al lado de mi cama y se sentó.

—No sabes el susto que me has dado.—Se llevó la mano al pecho.

—Tenía que salvar a esa niña. ¿Dónde está Markus?

—Se lo ha llevado el FBI. Están buscando a Damien y, cuando reúnan las pruebas que necesitan, el Halcón será desenmascarado ante todos los ciudadanos.—A mi padre se le llenaron los ojos de lágrimas.—Por fin, mi mujer, tu madre, va a tener justicia.

Sonreí.—Mamá... cuanto desearía que estuviera aquí con nosotros.

—Yo también, hija, yo también.—Se levantó y me dio un beso en la frente.—Ahora descansa, Becca.

—¿Está Axel?

Mi padre asintió y sonrió levemente.—Ahora le digo que has preguntado por él.

Desapareció dejándome sola en la habitación. Muchos pensamientos pasaban por mi mente. Las cosas no habían salido como lo habíamos planeado, pero era complicado puesto que ya sabíamos a lo que nos enfrentábamos.

No podía sacarme de la mente la mirada de Axel. Por primera vez lo había visto asustado y no sabía por qué razón, pero sabía que no era bueno.

Alguien llamó a la puerta y asomó la cabeza con cierta timidez.—¿Cómo te encuentras?

—Mejor.—Sonreí.

Axel se sentó en la silla que había colocado antes mi padre y nos quedamos un rato en silencio, mirándonos. No era un silencio incómodo, todo lo contrario.

Mis ojos viajaron hasta sus manos. Estaban llenas de heridas. Fruncí el ceño porque antes de bajar al jardín, no estaban así.—¿Qué te ha pasado?

Él las miró con temor y se quedó unos segundos callado.—Golpeé a Markus después de que Chris se te llevara.—Me miró.—Se lo merecía.

Sus ojos se volvieron más oscuros que de costumbre y desprendían un brillo diferente. Como si fuera la bestia quien estaba mirando a través de ellos y no Axel.

—¿Te duelen?

Negó con la cabeza.

Toqué sus nudillos con suavidad y cerró los ojos por el contacto.

—¿Por qué lo has hecho?—Me preguntó tras un silencio.

—Yo estaba mejor posicionada que tú. Era más fácil liberar a Jade de su agarre desde mi ángulo.

No me lo discutió porque sabía que tenía razón.

—Me ha dicho que te diga gracias de su parte.

Sonreí. Sabía que esa niña significaba mucho para él así que no podía permitir que le pasara nada malo.

Se acercó más a mi y colocó su mano en mi mejilla acariciándola suavemente. Ambos sabíamos que el final estaba muy cerca y el futuro sobre nosotros era incierto. Los dos teníamos asuntos que solucionar ahora que el desenlace se acercaba. Personalmente, habíamos crecido como personas y Axel me había hecho explorar emociones inimaginables.

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