BESTIA

Capítulo 9.

Rebecca's POV

El encuentro con Damien me producía escalofríos. No entendía nada, pero ese sobre iba a liberar a mi padre. ¿Para qué había vuelto? ¿Qué era lo que quería? En el fondo sabía que tenía que contárselo a mi padre y a Víctor, pero todavía no estaba lista. No estaba lista porque sabía exactamente cómo iban a reaccionar.

Le había enseñado las pruebas a Alison y asintió.

—Con esto no solo puedo hacer que reabran el caso de tu padre, sino que voy a sacarlo de la cárcel.—Sonreí. Íbamos a ganar la primera batalla.

—Tengo que ir a hablar con Chris.—Continuó.

—Respecto a eso, todavía no sabe nada.—Pausé.

—Rebecca, si hay algo que deba saber...

—No.—La corté rapidamente.

Alison se acomodó en su silla y apoyó los codos en la mesa.—Entiendo perfectamente tu desconfianza, pero yo no estoy contra ti ni contra tu padre. Me has contratado para sacar a tu padre de la cárcel y evitar la pena de muerte; y eso es exactamente lo que voy a hacer.

Me quedé pensativa. Alison Wood me gustaba por eso, por su seguridad a la hora de trabajar y por su profesionalidad.

—Lo sé, por eso solo te voy a dar la información que sea relevante. Por el momento no hay más.

Alison asintió.—Cuando hable con Chris, solicitaré un nuevo juicio. En cuanto sepa algo os lo haré saber a ambos.

Asentí y me puse de pie. Sabía que mi padre no iba a estar de acuerdo con mi decisión, pero de momento era mejor no decirle nada, ni siquiera de dónde habían salido esas nuevas pruebas.—Gracias.

—Mejor dámelas cuando acabe todo esto.—Ambas sonreímos.

Axel's POV

Hacia mucho que no sacaba mi lado más humano y eso es lo que pasó ayer. Rebecca me había recordado mi pasado, un pasado que intentaba dejarlo enterrado porque no tenía casi recuerdos bonitos. Me arrebataron la inocencia, la dulzura y la humanidad y me convirtieron en una bestia, pero era posible domarla aunque fuera solo por un momento, y ayer, Rebecca, lo consiguió.

Expulsé el humo del cigarro lentamente y le di otra calada.

Damien no me daba buena espina. Conocía a los tipos como él; traicionaban y luego volvían como si fueran unos héroes. Primero, tienen un buen motivo para traicionar y después, cuando parece que todo va a solucionarse, descubres que juegan a dos bandas y acabas más jodido que la primera vez. Y es por eso, por lo que Rebecca estaba tan indecisa, porque en el fondo ella lo sabía: un traidor siempre iba a ser un traidor por mucho que lo intentara arreglar.

Apagué el cigarro. Todos estábamos jodidos y una decisión podía cambiar el rumbo de todo.

—¿En qué piensas?—Aaron me sacó de mis pensamientos.

—En nada.—Intenté restarle importancia.

Aaron enarcó una ceja.—Te conozco, tío.

Sonreí de medio lado.—Lo sé, y por eso sé que sabes la respuesta.

Aaron sonrió también.—¿Del 1 al 10 cuánto te preocupa?

—No estoy preocupado por Rebecca en sí, estoy preocupado por la situación.

—Ya.—Dijo con tono irónico Aaron.

—Además...—Fruncí el ceño.—¿Tú no decías que debía ejecutar el golpe?