Capítulo 40.

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Axel's POV

Lo sabía. Sabía que Damien era un traidor y Chris también lo sabía.

—Haz lo que sea necesario si las cosas se ponen turbias.—Me dijo antes de irse rápidamente al hospital.

No sabía si Rebecca estaba a salvo. No sabía si Damien había descubierto su micrófono y no sabía dónde se ubicaban sus hombres exactamente.

Habían pasado quince minutos desde que Chris se marchó y no había podido comunicarme con Rebecca aún. Estaba comenzando a impacientarme.

—¿Rebecca? Dime algo cuando salgas de ahí, por favor.

Silencio.

Un eterno silencio que acompañaba a la fría y oscura noche. Un eterno silencio que estaba a punto de hacerme perder los nervios.

—Estoy fuera.—Susurró. De esa forma se aseguraba de que nadie pudiera oírla.—Me dirijo al punto de encuentro.

—Voy para allí.—Respondí conteniendo la respiración.

Estaba a diez minutos andando de allí, no quedaba muy lejos, pero teníamos que asegurarnos de buscar un radio fuera de su alcance.

Esperé a que llegara Rebecca y hasta que no la vi aparecer, no pude respirar tranquilo.

—No sabes las ganas que tenía de meterle una bala entre las cejas.—Escupió con rabia metiéndose en el asiento del copiloto.

—Lo sé, pero ahora tenemos ventaja.—Me miró.—Se piensan que confías en Damien.

Ella asintió.—Te prometo que voy a hacer todo lo que esté en mi mano para acabar con ellos. Para desenmascarar a mi tío y que todo el mundo vea la clase de persona que es.

—Eres el Ángel de la Muerte. No me queda duda sobre ello.

Ella sonrió.—¿Sabes algo de Víctor?

Asentí.—Chris está con él. Llegó justo a tiempo. Vio a alguien sospechoso en el parking del hospital y lo paró. Va a quedarse allí toda la noche.

—Todo es por mi culpa.

—No digas eso.—Me negaba a que siguiera pensando eso.—Las decisiones que todos hemos tomado, nos han llevado a esta situación.

—Algunas peores que otras.

El resto del trayecto, lo hicimos en silencio. Una vez que llegamos a casa de Chris, Rebecca me pidió que durmiera con ella.

Acepté su oferta. Nos cambiamos de ropa y se sentó en el borde de la cama. Abrió su cajón de la mesilla y sacó una foto.

Me miró con un brillo especial en los ojos y me la tendió.

—Ella era mi madre.—Una lágrima resbaló por su mejilla.

Miré la foto con detenimiento. Eran como dos gotas de agua. Físicamente, Rebecca era una réplica exacta de su madre.

—La echo mucho de menos. Todos los recuerdos que tengo con ella son buenos. Siempre estábamos jugando y solía contarme historias.—Hizo una breve pausa.—Me hubiera gustado crecer con ella.

Me acerqué a ella y limpié sus lágrimas con mis pulgares. Era preciosa.

—Cuando crecí, decidí meterme en este mundo. Decidí mancharme las manos de sangre y...

Sabía por dónde iban sus tiros así que tuve que cortarla. No podía permitir que se sintiera culpable por el camino que había tomado.

—A pesar de que estes en este mundo y hayas hecho todas esas cosas, ella estaría orgullosa de ti. Sigues siendo una buena persona.

—¿Cómo lo sabes?

Sonreí con melancolía.—Porque en este mundo existen dos clases de personas. Los que hacen cosas horribles porque tienen maldad y los que tienen que hacerlas porque no tienen otra opción si quieren sobrevivir.

—Es lo que te pasó a ti.—Respondió sin dudarlo.

Asentí.

—Mi precio por sobrevivir fue liberar a la bestia.

—No es tan mala como parece. Cuando la conoces, parece un Ángel.

—Quizás eso sea ahora. Con tan solo seis años, me entrenaron para ser una máquina de destrucción letal. Me enseñaron a utilizar todo tipo de armas y lo peor de todo, me enseñaron que la mejor arma son tus propias manos.

El brillo de sus ojos se tornó oscuro. Podía ver el horror que se escondía tras ellos.

—¿Cómo saliste de aquel lugar?

—Descubrí que había agentes del FBI infiltrados así que hice un trato con ellos. Yo les llevaba sana y salva a Grace y a cambio no me llevarían con ellos. Fue una masacre, pero conseguimos salir.

—¿Por qué no fuiste con ellos? Podían haberte ayudado.

Negué con la cabeza.—No lo creo. Estaba descontrolado y con sed de venganza. Era peligroso para ellos. Sabían de lo que era capaz de hacer.

Sonreí con tristeza y le devolví la foto de su madre.

—Gracias.

Se quedó extrañada.—¿Por qué?

—Porque por un momento me has hecho olvidar de dónde vengo.

Se acercó a mi y me abrazó. Desde aquella noche, no volvió a preguntarme sobre mi pasado. La envolví alrededor de mis brazos, cerré los ojos y respiré profundo antes de volver a abrirlos.

—Te convirtieron en una Bestia, pero se olvidaron de decirte que no siempre iban a ser capaces de dominarla. Eso es lo que pasa con las bestias salvajes. Ahora tú has aprendido. Ahora tú tienes el control.

Dejó un casto beso en mis labios y nos tumbamos en la cama. Apoyó la cabeza en mi pecho mientras le acariciaba su pelo. Le di un beso en la frente y cerré los ojos. La paz y la tranquilidad no iban a durar mucho y quería disfrutar de ellas todo lo posible.


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Rebecca's POV

Habían pasado dos semanas desde mi encuentro con Damien y todo estaba muy tranquilo, demasiado tranquilo a mi parecer.

Hacía un par de días, Víctor había recibido el alta y lo habíamos llevado con nosotros a casa por su seguridad, ya que no podíamos fiarnos.

El juicio del Caso Donovan estaba en stand by debido al arma homicida que llevaba las huellas de Markus. Alison no nos había vuelto a llamar y eso era buena señal.

Ahora, teníamos que pensar como íbamos a desenmascarar a Gabe Hunter.

Mi padre tenía un plan y teníamos que trabajar en equipo para que saliera bien. Primero, teníamos que deshacernos del Guante Blanco y después iríamos a por Gabe, Damien y Markus. Ellos eran más. Iba a ser difícil, pero teníamos que intentarlo. Damien se pensaba que había conseguido mi confianza, y lo único que había logrado era una brecha en su perfecto plan.

Pese a sus intentos de luchar con nosotros, Víctor no estaba preparado para salir en la batalla ya que no estaba del todo recuperado y era un riesgo innecesario que no podíamos correr. Por eso, nosotros tres no podíamos estar solos en el campo de batalla. Desde un inicio, Chris había confiado y había hecho un trato con Jax, por lo que lo llamó para estar en el equipo. Mi sorpresa fue cuando descubrí que Axel y Jax se conocían.

—En dos días Gabe tiene una rueda de prensa en Washington por lo que no estará en la ciudad. Es el momento perfecto para empezar la fase 1.—Habló mi padre. La fase 1 consistía en eliminar a todos los miembros del Guante Blanco.—Nosotros tres estaremos en el campo de batalla y Jax estará ayudándonos desde fuera. Se encargará de todo el sistema de vigilancia y de alarmas para que podamos entrar sin ser detectados.

Asentimos. Teníamos que prepararnos porque la acción iba a comenzar en 48 horas y, en este momento, no teníamos ni idea de la que se nos venía encima. 

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