Capítulo 39.

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Chris's POV

Gabe Hunter, tu hermano

La rabia y la ira me estaban consumiendo por dentro. Aquellas palabras que Rebecca había pronunciado me habían cortado la respiración. No podía creer que mi propio hermano hubiera hecho algo así.

Gabe y yo siempre habíamos sido muy distintos. Él siempre había dicho que vivía a mi sombra hasta que logró ser el presidente de Estados Unidos. Ahora lo comprendía todo. Su presidencia era una tapadera. No me concedió la impunidad porque quería verme caer y había estado riéndose desde la penumbra a mi costa.

Desde un primer momento, nuestro plan inicial era hacerle caer a él porque sabíamos que no era trigo limpio y ahora sabíamos el por qué. Él era el Halcón, el líder del Guante Blanco, una de las organizaciones más peligrosas del país.

Mi hermano era el asesino de mi mujer. Mi hermano quería matar a mi hija también. Mi hermano.

Apreté los nudillos con fuerza y me levanté del sofá. Tiré el jarrón que había en la mesita de cristal con fuerza al suelo y se rompió en mil pedazos. Continué tirando las cosas que había encima de los muebles. Axel ni siquiera se inmutó, pero Rebecca se estremeció. Ella sabía que mi reacción iba a ser esta y estaba asustada.

No iba a matar a mi hermano. No iba a pagarle con la misma moneda, iba a pagarle con una mucho peor. Iba a meterlo en la cárcel porque la cárcel era mucho peor que la muerte y yo iba a asegurarme personalmente de ello.

—Papá...

Mi mente era incapaz de escuchar a mi hija. Ahora mismo estaba fuera de mi. Después de estar buscando tanto tiempo, encontré lo que buscaba y la respuesta fue inesperada.

Rebecca intentó acercarse a mí con cautela, ya que sabía perfectamente que en este estado era peligroso, pero jamás le haría daño a ella.

—Papá, por favor... escúchame...—Las lágrimas amenazaban con salir de sus ojos.

Tenía que calmarme, tenía que respirar. Tenía que pensar antes de actuar.

—Vamos a acabar con esto de una vez, pero no podemos precipitarnos.—Las lágrimas resbalaban por sus mejillas y yo me negaba a verla así.

Cerré los ojos y respiré profundamente varias veces hasta que mi respiración se volvió normal. Me acerqué a ella y le limpié las lágrimas.

—Perdóname, Becca...

—No tengo nada que perdonarte, papá. Vamos a ir a por él, pero tenemos que actuar bien.

Rebecca estaba hablando con serenidad y eso era algo que me gustaba. En estos momentos necesitaba a alguien que me calmara porque sino fuera por ella, habría ido directo a buscar a mi hermano.

—Conozco las instalaciones del Guante Blanco como la palma de mi mano.

—Gracias, Axel. Puedes hacer lo que quieras con el Guante Blanco, pero del Halcón me quiero encargar personalmente.

El chico asintió. Axel era una buena persona. Había ayudado siempre a Rebecca y eso era algo que iba a agradecerle siempre.

—Pero no te encargarás tú solo. Te ayudaremos a eliminar su organización.

Él sonrió agradecido. Por primera vez estábamos empezando a no dudar entre nosotros y eso era un punto favorable.

Teníamos que ir despacio. Una cosa detrás de otra. Esta noche Rebecca se encontraría con Damien. Ya podía tener la mejor excusa, pero para mí él siempre sería un traidor.

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