➢ Titulo : Te protegeré ➢ Personaje : Arthur Pendragon ➢ Protagonista : (T/n) Fumi ➢ Pedido por : ➢ Trama : Feliz, tercera esposa, romantico ➢ Frase : Eres mi pequeña, mi pequeña manzana, no importa cuanto te ame, nunca es suficiente. Tu pequeño rostro sonrojado calienta mi corazón, eres el fuego que enciende mi vida.
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Mire a Arthur correr entre los animales, la señorita Merlin lo cuidaba y yo leía bajo la sombra del árbol unos libros de magía que ella misma me habia dado, el día era el más tranquilo a comparación de los demás, el aire se olia limpio y la tranquilidad reinaba en esta pequeña zona.
— ¡Mira (T/n)!
— Arthur deberías tener cuidado, no le causes tantos problemas a la señorita Merlin – cerre mi libro y escuche la risilla de Arthur mientras brincaba a los animales y se dirigia a mi. Arthur Pendragon era mi mejor amigo con el que solia pasar mis días de vida — ¿Sucede algo, Arthur?
— ¿Por qué intentas aprender magia?
— Para poder protegerme de la maldad que existe
— Pero sere yo quien te proteja, no necesitas leer algun tipo de hechizo — Arthur tomo mis hombros y me acerco a el, sus ojos conectaban con los míos permitiéndome mirar bien su color de ojos, eran tan bellos y me lograban hipnotizar dejandome a su merced — ¿Me has escuchado? Yo sere tu protector, mientras yo este vivo no tendras que sufrir
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➢ Años despúes ➢
Me coloque mi esponjoso vestido, maquillaje extravagante y un peinado ridiculo que media más que mi cabeza, mis zapatos se encargaban de torturar mis pies, una rutina diaria a la que me debia de acostumbrar. Soy la tercera esposa del rey de Camelot, un viejo que solo se interesa por si mismo mientras manda a varios inocentes a la horca por crimenes inexistentes y acusaciones falsas.
— ¿Has escuchado los rumores? Se cree que han logrado la espada Excálibur y el siguiente rey de Camelot esta por reclamar su puesto
Me detuve al escuchar a las chicas que trabajaban en el castillo, no hablaba con la mayoria de las personas aqui, solia ser reservada y callada pero he llegado a escuchar algunas platicas –como ahora– de las que me han llamado la atención. Excálibur a sido sacada de su lugar, el proximo rey llegara y el rey pagano se ira pagando sus atroces pecados, sonrei y volvi a caminar esta vez hacia los jardínes del palacio, lo unico que amaba de este lugar eran los jardines tan bellos, el olor que emitían las rosas eran tan relajantes que lograban embriagarme y transportarme a realidades que solo uno podia conseguir con una gran suma de alcohol en su sistema.
— Arthur y yo solíamos correr por los árboles de manzana...— murmure mirando el gran árbol de manzanas que ordene plantar, yo era la unica que lo regaba, cuidaba y amaba, mis días eran acompañados esta vez por ese árbol grande — El solia decir que mi cabello rojizo era como una manzana... oh Arthur, ¿Dónde estas ahora? ¿Te acordaras de mi y tu promesa?
— Mi señora (T/n), el amo ha preguntado por usted
— Te he dicho que me llames por mi nombre, Pifani — mire a la niña, sus ojos verdes se encontraban tristes, me agache a su altura y dirigi mi mano a su estómago escuchando una gran revuelta dentro — ¿Has desayunado algo?
Pifani nego con vergüenza, me incorpore y tome una manzana, la más jugosa que mire, la limpie entre mi vestido y se la entregue admirando su sonrisa tan luminosa, amaba a los niños y mi deceo de ser madre era grande pero no queria tener un hijo con alguien que no amaba de verdad, se que no encontrare a mi medio amor dentro de este enorme palacio pero la pizca de esperanza seguia brillando en mi corazón en espera del verdadero amor. Hice una reverencia ante el rey, su presencia era la que más se notaba, las joyas en sus dedos relucían por los rayos del sol que ingresaban por las ventanillas cubiertas por vidrio colorido formando un paisaje inexistente, su esbelto y fuerte cuerpo era remarcado con su ropa de rey, su cabeza portaba esa gran corona que lo proclamaba rey y su cuello marcado por marcas rojizas echas por alguien desconocida.
— Los rumores de que me sacaran de mi trono han tomado fuerza y yo necesito del consuelo de mi esposa —sus pisadas sonaban cerca de mi, sus manos suaves tomaron mi rostro apretando mis mejillas y acercándome a el — Y da una gran casualidad que mi esposa no esta, ¿Se puede saber dónde mierda estabas?
— Es mi privacidad y debes de respetarla
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Limpie el pequeño hilito de sangre que aun escurría por mi labio, mi vestido estaba sucio y roto, algunos gajos estaban bañados en saliva y algunas gotas de sangre.
— Solo debi de cerrar la boca — meti mis manos en la refrescante agua, la sangre se disperso dejando mis manos limpias — Arthur, ¿Dónde estas?
➢ ¡Mira (T/n)! La señorita Merlín ha traido para ti este regalo — baje las escaleras y me dirigí hacía Arthur quien sacaba de su mochila una hermosa manzana roja — Amas demaciado el rojo y odias el morado asi que ella me dijo que una manzana roja seria el mejor regalo
— ¿Estas seguro de que la señorita Merlin dijo eso?
— Y–yo si, ella me lo ha dicho — sus mejillas solo tomaron el rojizo carmín que solia salir cuando el esta avergonzado — Bien, es un regalo para ti...
— Entonces lo voy a atesorar para siempre
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