Con extremo cuidado, Hyukjae abandonó la habitación, procurando hacer el menor ruido posible para no despertar a la pequeña y esmirriada figura dormida sobre la cama. Dejó la puerta entreabierta, de manera que el amarillento halo de luz titilante iluminó el pasillo que daba al resto de las estancias de la antigua casa.
Hyukjae caminó por el oscuro y largo pasillo cuyas altas paredes revestidas de madera oscura reflejaban tenuemente la escaza luz que emergía de la habitación que había dejado atrás hace un momento. Su propia sombra alargada esfumándose con aquellas que reinaban por doquier.
Lentamente, cruzó el basto trecho, pasando frente a unas cinco o seis puertas cerradas, hasta que llegó al arco de entrada del salón, también iluminado por un brillo opaco, al punto que apenas eran distinguibles las estanterías de libros al fondo.
- Ven aquí...
La voz cascada y ronca del hombre mayor apenas se elevó en la quietud de la estancia silenciosa. Hyukjae buscó el origen del sonido, ubicándolo de inmediato, sentado en un amplio sillón de cuero, junto a la única lámpara de pie encendida en aquel enorme espacio.
"Ven aquí"... Fue poco más que un susurro, engañosamente amable y familiar en la superficie, incluso teñido de algo parecido al afecto. Pero Hyukjae no se perdió el borde de autoridad en el tono. El tono de alguien que poseía la certeza absoluta de que jamás sería desobedecido por el receptor del mensaje. Y es que ¿justamente así era, no? Él jamás osaría desoír una orden de este hombre.
Sus pies lo llevaron hasta el centro del salón en penumbras.
- Te ves contento - comentó el hombre mayor. Sus ojillos astutos estudiaron el rostro más joven breve pero atentamente, y luego los dirigió al espacio en el suelo a sus propios pies - Ven aquí, Hyukjae - repitió - Y despídete adecuadamente de mi.
La espigada y delgadita figura del chico se estremeció ante esas palabras, aún cuando sabía que vendrían. Era una de las dimensiones de su intrincada relación.
Sus pupilas recorrieron la familiar estancia. El salón biblioteca de SooMan se hallaba el fondo de la gran casa, protegido de la claridad del patio interior por gruesas cortinas, dando la impresión de que el tiempo se había detenido dentro del lugar y que quienes de hallaban allí eran las únicas personas en el mundo.
SooMan encendió otra lamparilla, una que estaba posada sobre la mesita a un costado del sillón. Resignado, el muchacho reprimió un suspiro de disgusto y se obligó a avanzar hasta dejarse caer de rodillas a los pies de su tío.
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No Angel: Boy, this is your last chance II
FanfictionUn joven trabajador social de la policía endurecido por su trabajo se convierte en un hombre diferente al amparo de las sombras. Un chico barriobajero, un chulito incontrolable... e innegablemente tentador. Donghae vive una doble vida, y la proteger...