POV Donghae.
Siendo media mañana del viernes, EunHyuk dormía encogido formando una bolita en la cama de dos plazas de Donghae, tapado hasta la frente. Solo unos despeinados cadejos lilas escapaban aquí y allá. El pausado subir y bajar de sus hombros indicaba que por fin descansaba en paz tras los caóticos momentos previos.
En silencio, desde el umbral de la puerta del dormitorio, Donghae vigilaba al chico exhausto. Esperaba que el sueño le reportara reposo, ya que a duras penas había logrado apaciguar a EunHyuk esa mañana. Por lo que Donghae podía decir, EunHyuk había sufrido un ataque de pánico. Se preguntó si aquello era recurrente.
Luego del ardiente sexo de la noche anterior, esa madrugada el despertar de ambos había sido relajado y muy sensual, ambos sumergidos en una sintonía fácil, pero la situación descarriló pasmosamente rápido fuera de las vías.
Atestiguar el inesperado desplome de EunHyuk fue chocante. Verlo tan desecho, tan aterrado... cuando siempre se mostró confiado y temeriario, fue tanto esclarecedor como desolador para Donghae. Como una represa rompiendo aguas, derramando años de dolor y miedo acumulado. Implicando, tal como Donghae suponía, que el chico adoptaba una fachada, una careta de autoprotección, dura, descarada y agresiva que, sin embargo, Donghae logró resquebrajar parcialmente. Pero no derribar: todavía quedaba mucho por avanzar. De todas formas, que EunHyuk diera aquella muestra de confianza incipiente, alegraba a Donghae. Donghae no se engañaba tampoco pensando que el solo sexo en sí mismo representaba verdadera cercanía, lograr aquello requería mucho más.
Creía que lo más cerca que estuvo de conocer al verdadero EunHyuk fue durante los días anteriores mientras estuvieron compartiendo en el apartamento, relajados y a solas. Se sintió tan doméstico, tan natural. Aún con la diferencia de edad, era fácil llevarse bien y divertirse juntos con las cosas más simples. Y a Donghae le encantó ver a EunHyuk se esta manera, siendo él mismo, sereno, espontáneo, contento, sin ser presa de la necesidad de protegerse de todo y todos.
Quizás por ello, el ataque de pánico o ansiedad (Donghae no era psicólog por lo que no tenía muy clara la diferencia) de EunHyuk fue tan impactante.
Pero no tanto como las piezas de información que el chico dejó escapar en su arrebato. Recordó, lo que EunHyuk había sollozado: "¡No los conoces, no son personas normales! ¡Destrozan todo lo que tocan y no los quiero aquí, cerca de ti!".
Palabras más, palabras menos, el caso es que de aquella cortísima frase, Donghae podía sacar algunas conclusiones: aparentemente se trataba de más de una persona, eran violentos, y Eunhyuk temía que hicieran daño a él y a Donghae. Y que uno de ellos se llamaba Damiano.
Vale, objetivamente eran pistas paupérrimas. La pregunta continuaba abierta: ¿Quiénes eran los malnacidos que atemorizaban y maltrataban a EunHyuk a tal grado?. Y sobretodo ¿cómo desbaratar la férrea negativa de EynHyuk sobre delatar a sus agresores?. A este punto Donghae sospechaba que el tal Damiano y compañía no eran solo matones, sino un grupo de mafiosos. Muchas veces, sin querer, los chicos de la calle terminaban relacionándose con ese tipo de gente. Estando desprotegidos, era uno de los incontables peligros a los que se exponían. Sin embargo, Donghae creía que seguro se trataba de mafiosos de poca monta, que podrían ser fácilmente encontrados y encarcelados y desestimaba las amenazas basado en la idea de que el miedo arraigado impulsaba a EunHyuk a verlos más peligrosos de lo que eran en realidad.
En ese momento EunHyuk emitió un suspiro desde la cama, llamando su atención. Donghae dió una última ojeada preocupada al bonito rostro, aun dormido, resistió el impulso de ir hasta allá y robar un beso de los labios rojísimos y se retiró hasta la sala de estar.
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No Angel: Boy, this is your last chance II
FanfictionUn joven trabajador social de la policía endurecido por su trabajo se convierte en un hombre diferente al amparo de las sombras. Un chico barriobajero, un chulito incontrolable... e innegablemente tentador. Donghae vive una doble vida, y la proteger...