34. Death Cliff: Todos pagan.

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La vida en ocasiones avanza a velocidad alucinante, apenas permitiendo trazar el curso de los acontecimientos. En su loca carrera nos envuelve y aturde, tanto que, en medio de la vorágine, no pocos ruegan acojonados: "¡por favor, paren el mundo que me quiero bajar!".

Pero súplicas más, súplicas menos, la vida continúa su curso. Y no hay nada humanamente posible podamos hacer para evitarlo. De manera que, enfrentado a la rugiente marea, el cobarde, tiritando, se replegará huyendo a las colinas. Mientras que el valiente subirá a lo alto de la cresta de la ola y se deslizará sobre ella, luchando por una chance, probablemente temblando, con el corazón palpitante, esperando llegar vivo al otro lado.

De dicho modo se sintió el último medio año y pocos meses para DongHae y HyukJae y por extensión, para sus amigos y familiares. Como una verdadera locura. Quienes les rodeaban, en una u otra medida, fueron también atrapados por tal sensación. 

Cabe decir que el periodo posterior a la huida de Lee SooMan y Damiano David desde las instalaciones de la agencia de inteligencia trajo consigo un peak considerable de estrés a la presión ya instalada.

Debido al encierro obligado dentro del apartamento de la pareja, su rutina diaria enlenteció al punto de tornarse casi insufrible a veces. 

Las horas se arrastraban una tras otra sin novedad. No obstante, la tensión subyacente permanecía allí, a flor de piel, enraizada en la incertidumbre.

Porque por más que los equipos de búsqueda coordinados peinaron la ciudad de arriba a abajo, casi dos semanas pasaron sin una mísera pista acerca del paradero del odiado dúo o de sus ignotos rescatadores.

Tal como si al par de granujas se los hubiese tragado la tierra. 

¿Dónde estaban? ¿qué planeaban?. Ambas interrogantes vivían libres de renta dentro de las mentes de cada persona involucrada.

En cuanto a DongHae y HyukJae, ellos parecieron estar tácitamente de acuerdo en aprovechar el tiempo de encierro para permanecer cada minuto juntos y disfrutarse mutuamente. La presencia del otro les permitía sobrellevar la estresante incógnita bastante mejor de lo que hubiese sido experimentar la misma situación alejados. Juntos, conseguían mantener flameante la esperanza de que, al final, las cosas volverían a su curso, que SooMan y Damiano serían atrapados, que este era solo un tirante impase previo al triunfo de las fuerzas del bien sobre el mal. Que lo correcto hallaría una manera de suceder.  

A que lo llevaran bien posiblemente contribuyó el hecho de que durante su reclusión forzada recibieron la visita ocasional de sus relaciones cercanas. Si bien cada vez implicaba un verdadero circo de seguridad, pues cada visitante llegaba con policías o guardias privados que custodiaban sus traslados, la presencia de personas a quienes querían y que los querían de vuelta aportó al menos el aire normalidad a una situación donde no había ni trazos de ella.

HyanSook fue la primera en presentarse a la puerta del departamento un domingo a mediodía, llevando consigo a su hijo menor, DongHwa, quien ese día se enteró de que su medio hermano mayor era gay. 

El jovencito únicamente se encogió de hombros ante la noticia, dejando claro no hacía diferencia para él. 

Distinto fue cuando el chico fue informado de que el muchachito desconocido que le fue presentado al llegar, HyukJae, era la pareja de DongHae. 

— Pero ¿tú no tienes mi edad? — preguntó curioso DongHwa, cuando ambos adolescentes tomaban asiento en el sofá frente a la televisión.

— Tengo dieciocho — respondió HyukJae a su cuñado — Y tú tienes diecisiete, lo recuerdo porque DongHae me lo dijo. ¿Piensas que soy demasiado menor para él? — consultó, frontal.

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⏰ Última actualización: Apr 25, 2023 ⏰

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No Angel: Boy, this is your last chance IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora