32. Breaking point 2

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— Buenos días, damas y caballeros. Este tribunal abre sesión. 


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— ... tráfico de armas de grueso calibre, tráfico de armamento de guerra, delito de amenazas reiterado...

Hacía unos diez minutos atrás el juez principal, Gong Yoo, había dado inicio a la primera jornada del juicio. 

Dada la amplísima extensión de la sala, a través de un micrófono posado sobre una mesilla, un funcionario judicial daba lectura a la extensa lista de cargos imputados a Lee SooMan.

En la sala del tribunal no volaba una mosca. Cada uno de los presentes escuchaba atentamente. La mayor parte de la concurrencia trasladaba la mirada entre el funcionario que hablaba, los jueces y el acusado, quien no movió un músculo desde su espectacular arribo y permanecía quieto dentro de su celda de fierro con los ojos cerrados. Parecía meditar o algo similar. Los guardias armados a su alrededor se veían francamente intimidantes, parecían preparados para saltar en el acto ante cualquier señal de peligro. 

Sentado entre el público asistente, HyukJae se mantenía con la espalda recta y el cuerpo en tensión cual cuerda de violín. El chico no desvió ni una sola vez la vista hacia la jaula localizada allá adelante a un costado. No quería mirar a SooMan más de lo necesario, ya que solo saber que estaba allí también en la sala, tan cerca de él y de DongHae era... perturbador. Así que permaneció viendo al frente y tampoco hizo amago de despegarse del estrecho abrazo que sobre él ejercía el hombre a su lado.

DongHae lo cobijaba entre sus brazos como una madre gallina a su polluelo... o sería más acertado decir, como un enamorado protegiendo al destinatario de su amor. Esta era probablemente la primera vez que se dieron permiso para que su contacto físico a la vista de todo mundo allá afuera denotara al buen observador que eran algo más que dos amigos. Es decir, no pensaban besarse en los labios, solo tomaban sus manos y se abrazaban, pero habría que ser ciego para no comprender qué tipo de relación tenían. No planearon comportarse así, solo se dio natural debido a las inusuales circunstancias y tampoco lo hablaron. Probablemente la vorágine de los acontecimientos colocó el hecho en el cajón de los detalles.

Por su parte DongHae sí miró a la celda, no una si no varias veces. Al principio extrañado de constatar que SooMan presentaba un aspecto tan... común. No sabía qué había esperado encontrar en realidad, pero su consternación radicaba en que por meses el rostro de aquel hombre representó una incógnita para su imaginación, al mismo tiempo que oía a diestra y siniestra la clase de monstruo que era. Ahora que por fin le conocía la cara no se sintió impresionado en absoluto, más que por lo corriente que el anciano lucía ¿qué tipo de rostro debía tener un monstruo en todo caso?. Ello, sin embargo, no impedía que se sintiera hervir cada que imaginaba esas manos pálidas, de larguísimos dedos delgados, más parecidos a arañas blancas, o el rostro anodino y evidentemente añoso, cerca de HyukJae, tocándolo, maltratándolo. ¡Qué asco y que rabia, la puta madre!. Tuvo que acopiar toda su voluntad para desterrar esos pensamientos. Tampoco olvidaba la suma de otros terribles actos cometidos por aquel hombre y lo que representaba: maldad pura, eso era. Rápidamente desechó esa línea de reflexiones también... solo por conservarse sereno para HyukJae.

— ... sobornos reiterados, homicidio en primer grado de los señores...

El recuento de los numerosos asesinatos cometidos por el acusado por mano propia o por encargo a otros, se extendió por largos minutos. Cada una de aquellas pobres almas fue nombrada con nombre y apellido. 

Tristemente muchos de los parientes de las víctimas se encontraban asistiendo al juicio, por lo que pronto comenzaron a oírse sollozos amortiguados y frases susurradas de apoyo entre los deudos.

No Angel: Boy, this is your last chance IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora