26. "You light up my life"

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DongHae amaba a HyukJae. 

DongHae amaba el cuerpo de HyukJae. 

Adoraba todos y cada uno de los encantadores rinconcitos, coquetos lunares, formas singulares, suaves texturas y pálidas tonalidades que fue descubriendo en la intimidad. Cada vez que podía tenerlo entre sus brazos descubría otro pequeño detalle que atesorar. 

Y aunque amaba todo de él, había una cosa que superaba a todas las demás, al menos cuando lo tenía así, desnudo y dormido a su lado, luciendo como la mixtura perfecta y tentadora entre un ángel puro y una ninfa capaz de conducir a los hombres al abismo del deseo. 

Y eso era la piel de HyukJae. Ese increíblemente sedoso manto marfileño que recubría cada milímetro del cuerpo esbelto y fibroso, que hacía que pareciera estar hecho de la más fina porcelana.

Por supuesto que DongHae amaba mucho más de HyukJae que solo su cuerpo. Por sobre todas las cosas, amaba a la persona que éste era. La que descubrió con el tiempo. 

Pero en ese momento, donde la tibieza del chico yacía lánguidamente a su lado, se dio permiso para admirar la belleza de su amante dormido con la avidez e intensa abstracción que solo puede derrochar a borbotones un bobo enamorado.

Justo en ese instante, HyukJae dormitaba su agotamiento de cara contra la almohada. Obvio, cuando lo habían hecho ya un par de veces esa noche. Aun así, nunca parecía suficiente.

La esbelta figura de HyukJae brillaba tenuemente a la luz de la luna, precariamente cubierto por la sábana blanca, dejando al descubierto desde la nívea espalda y la estrecha cintura, hasta la encantadora curva de su trasero.

Sin poder reprimir el impulso, DongHae alzó la mano y la llevó hasta posarla sobre aquella insolente redondez. Con lentitud, destapó una pompa y se recreó en ella, acariciándola, contemplando el contraste con su propia piel morena, disfrutando de la suavidad y paseando algún dedo aventurero entre los lunares desperdigados aquí y allá.

— Me vas a gastar la nalga si la sigues restregando así... — rezongó el supuestamente dormido chico.

DongHae esbozó una risita divertida.

— Oh, lo siento ¿te desperté? — ronroneó el adulto junto a la grácil curva del cuello del menor — Vuelve a dormir, cariño... — lo arrulló.

Sus acciones, sin embargo, contradecían sus palabras. La mano errante que antes masajeaba las mejillas del trasero del chico, ahora se dirigía lentamente pero sin tardanza hasta la grieta entre ellas. 

Al llegar allí, rosó con parsimonia el anillo sonrosado donde hacía menos de media hora estuvo sumergido perdiendo la razón. Restos de su corrida aun humedecían la entrada de HyukJae y DongHae sintió su polla contraerse ante los recientes recuerdos calientes que incineraron sus neuronas.

— Aaah... oh, Dios... — maulló el chico, como siempre, respondiendo maravillosamente al más nimio toque.

— Pensé que querías dormir... Debes descansar, duerme, cariño — susurró DongHae al oído de su joven novio, a sabiendas que se lo estaba poniendo extremadamente difícil cuando ya tenía medio dedo adentro, y jugaba a sacarlo y meterlo a ritmo pausado — ¿O es que acaso he espantado tu sueño? No era esa mi intención... 

DongHae casi deja escapar una sonora carcajada cuando el bonito rostro de HyukJae, a medias enojado y a medias excitado, se volteó lo justo para verlo y clavarle sus pupilas negras. 

Era tan adorable. Así, despeinado y soñoliento, ceñudo y frunciendo sus labios de cereza.

Bajo los pliegues del ceño, pretendidamente muy molesto, la apetecible boca de HyukJae vacilaba entreabierta, exhalando pequeños jadeos que no podía contener. Se veía a leguas que trataba por todos los medios que no se notara lo rápido que se había excitado.

No Angel: Boy, this is your last chance IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora