33.- Política.

515 88 41
                                        

Su primera misión es sencilla o eso lo que Jungkook piensa si la compara con todas las misiones anteriores que realizó para la resistencia en el pasado. Por supuesto, una simple misión de reconocimiento en nada se comparará nunca con el tener sexo con diferentes hombres ante de matarlos. Tal vez esa es la razón por la que una parte de sí, una silenciosa que termina empujando al fondo de su cabeza, se pregunta sí realmente está haciendo algo por la causa tan sólo haciendo reconocimiento.

¿Sirve de algo que Jungkook camine entre los mercaderes, fingiendo interesarse en sus productos? ¿Sirve de algo la sonrisa que finge ante los hombres que le ofrecen pescado cuando detrás de ellos sus hijos mueren de hambre? Más aún, ¿sirve de algo que se incline en una reverencia ante los soldados que pasan por su lado, con la bandera japonesa finamente bordada en sus uniformes malditos?

¿Cómo eso puede servir de algo?

.- Tenemos la información que necesitábamos, creo que podemos marcharnos – la voz de su compañero le saca de su ensoñamiento, reconociendo que se ha quedado mirando fijamente a un mujer de edad que batalla con un cuenco de agua - ¿Tsubasa?

Sus labios forman un mohín de forma inconsciente, luego de semanas sin escuchar ese nombre, volver a hacerlo y tener que responder es casi doloroso de forma física: .- Si, entiendo.

.- ¿Sucede algo?

Jungkook pasea la mirada por las calles sin pavimentar del pequeño mercado, es incluso más pobre que el de la provincia donde creció o donde la Madame tiene su casa de citas, hay más silencio dentro de las casas y las entrecalles, la gente baja la mirada y responde con aquel japonés forzado que habla de todos los años que han soportado teniendo que reprimir su lengua natal. Un escalofrío recorre su piel mientras vuelve a preguntarse sí realmente hace algo por la causa paseándose entre ellos, fingiendo sonreír.

.- ¿Por qué nosotros hacer esto? – es su pregunta, sus ojos girándose en dirección de Yoongi, que resopla de forma silenciosa con sus labios.

Jungkook no había protestado cuando esa misma mañana se enteró que Taehyung no sería su compañero. Había callado sus quejas y asentido en silencio porque eso es lo que aprendió desde que tenía 11 años: acatar en silencio si quería vivir. ¿Qué o quién le aseguraba que la resistencia no se desharía de él si no era un soldado eficiente? Porque eso era al final: un soldado más y aunque sinceramente creía en la buena voluntad de los hombres que lo rodeaban mientras escuchaba su misión, Jungkook se encontró siendo una vez más ese niño asustado de fallar y tener represalias.

Si, la Madame siempre hizo un buen trabajo amaestrándolo.

El dolor, sin embargo, se había instalado en la boca de su estomago desde que Taehyung corrió su mirada cuando lo buscó entre todos los hombres presentes, queriendo sentir su presencia a su lado para espantar el miedo, queriendo saber por qué había sido el mismo Taehyung quien rechazó la idea de que fuesen compañeros. Jungkook no lo entendía, así como no entendía muchas de las cosas que sucedían entre ellos.

Como que desde el momento en que el mayor se enteró de su deseo de volverse un miembro activo en misiones de la resistencia, algo parecía haberse roto entre los dos y Jungkook no sabía cómo repararlo. Jungkook ni siquiera sabía querer, ¿qué se supone que haría para arreglar lo que sea que esté mal con el mayor? Él tan sólo... tan sólo quería acurrucarse a su lado y sentir que todo era correcto mientras estuviesen juntos.

.- ¿Te refieres a por qué venimos al mercado a comprar pan y algunas hierbas para el campamento? – hay algo de diversión en el tono de Yoongi, pero Jungkook niega con la cabeza mientras se salen del mercado sin contratiempos, nadie demasiado preocupado por sus presencias ajenas a la comunidad – Vale, la respuesta es sencilla: simpatía.

Intermedios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora