21.- Sobre el alba.

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Bien, bien... capítulo patrocinado por: BTS SE PRESENTARÁ EN LOS BBMAS CON SU NUEVA CANCIÓN y por INTERMEDIOS HA SIDO NOMINADA EN LOS TAEKOOK AWARDS 2018.

¿Cómo es eso último posible? Ah, GRACIAS... G-R-A-C-I-A-S. 

Ahora, espero que les guste el capítulo aunque... uff. ;) 


Horas antes.

.- Mi querido Tokaro...

Las muñecas le escuecen ahí donde el duro agarre lo sostiene en el aire, las correas de cuero ya han lacerado su piel y ligeros hilillos de sangre resbalan por sus brazos alzados hasta caer al suelo como pequeñas gotas deformes que terminan por cubrir la sangre seca de pasados encuentros. Un leve temblor recorre su cuerpo desnudo cuando la ventana de mimbre es abierta lo suficiente para que la luz de la luna se filtre en la habitación.

La Madame tiene el látigo en la mano derecha y su larga bata de tela traslucida está ya en el suelo, tirado en una esquina de su habitación personal, ahí donde Jimin pasa tres noches de la semana, atado para ella. El temblor se hace más evidente cuando ella estira el látigo de duro y curtido cuero para pasarlo por su piel expuesta.

.- Mi adorado Tokaro.. - la sonrisa de la mujer es una mueca perezosa mientras las delgadas tiras de cuero acarician su cuerpo suave y lentamente como si le preparara – Mi amado Tokaro...

Jimin mantiene los ojos abiertos, observando un punto fijo sobre el hombro desnudo de la mujer y tratando de que su cuerpo no se retorciese por el tacto frío del cuero sobre su cuerpo mientras la mujer pasea su juguete favorito por la piel de sus muslos y su abdomen bajo, trata de que su cuerpo no se arquee en rechazo y evitar así las heridas que las correas que cuelgan del techo para atar sus muñecas y las que le atan a la pared por los tobillos le causaran.

Su cuerpo entero ya no es más que un manojo de cicatrices gracias a esos momentos.

En el pasado, cuando Jimin fue llevado por primera vez a las habitaciones de la Madame, la mujer le había obligado a arrodillarse frente a su cuerpo desnudo y dejar que amarrara su delgado látigo alrededor de su cuello mientras ella se echaba sobre él. No supo de sí mismo sino hasta horas después, cuando despertó en su pequeña habitación con una cicatriz que rodeaba todo su cuello, ahí donde había sido asfixiado hasta la inconsciencia.

Respirar nunca volvió a ser lo mismo, una sensación de ardor siempre presente en su garganta.

Había sido su cumpleaños número dieciséis y a partir de ese momento, la Madame comenzó a llamarle para que visitase sus habitaciones con regularidad, incluso hasta cuatro o cinco veces por semana. Noches en las que Jimin ingresaba mirando al suelo para no ver el cuerpo desnudo que le esperaba sobre el tatami y que, minutos después, estaría sometiéndolo de maneras mucho más grotescas de las utilizadas por los soldados que le abrían de piernas.

La mujer le había asfixiado, atado, golpeado e incluso lo había obligado a penetrarla luego de que ella le penetrara con trozos de madera. Había probado con su cuerpo cualquier clase de tortura que le era posible y Jimin había aprendido a complacerla al mismo tiempo, dejando que su cuerpo fuera llevado a extremos de dolor que podían dejarlo inconsciente.

De esa forma, se aseguraba de tener un día más de vida.

.- Mi dulce, dulce Tokaro... - la mano de la mujer acaricia su mejilla mientras Jimin se obliga a mirarla al fin, los ojos siempre intimidantes la Madame brillan con particularidad esa noche.

Intermedios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora