La mujer no dejó llorar mientras Taehyung la sostenía con su cuerpo, pasando uno de sus brazos delgados por debajo de los de la mujer y obligándola a levantarse mientras Yoongi recogía las pocas frutas que quedaban intactas del puesto de la mujer. Las gotas de sangre en el suelo provocaron en él una sensación de arcadas mientras Taehyung comenzaba a avanzar con la mujer hacia algún lugar, casi arrastrándola con esfuerzo debido a que todavía no se reponía de los golpes.
Metiendo todo lo que pudo en el bolso de Tae y tratando de no manchar los documentos guardados en él, dio una última mirada a la calle que parecía ya recobrar su rutina normal: las mujeres acomodaban en un silencio turbio sus puestos y la poca mercancía intacta y el tráfico comenzaba a retornar, la tierra levantándose al paso de las carretas y las carreras de los niños que iban de un lado al otro, riendo.
¿Era siempre así? ¿Venían y destruían lo poco que tenían y no pasaba nada? ¿Esto pasaba a diario? ¿Cómo podían permitir tal abuso? Sintió la ira hervir en su sangre, corriendo por su cuerpo mientras trataba de entender esa realidad, un panorama tan vacío de valor que provocaba en él ganas de escupir y gritar. Las palabras de Jungkook sobre no entender nada volvieron a él y tuvo que aceptar que, efectivamente, no lo entendía. Tal vez nunca lo haría.
Así que colgándose el bolso se giró y siguió el tambaleante paso de la anciana que ahora guiaba con un silencioso gesto de su mano tambaleante a Taehyung hacia algunos pasadizos de tierra donde pequeñas casas de madera podrida se alzaban en estrechas calles. Ninguno de los dos dijo nada por temor a que los guardias imperiales que paseaban en sus caballos se detuvieran en ellos y en sus vestimentas o en cómo no hablaban japonés. Así que caminaron de forma lenta e irregular por las callejuelas sucias de barro y desperdicios.
El camino tal vez fue de unos treinta minutos hasta que llegaron a un descampado lejos del centro de la ciudad. Yoongi quiso ubicarse en su mapa mental de Seúl pero realmente no tenía idea de si la puerta en la universidad conectaba con un lugar exacto y dado que en cuestión del tiempo no era así, lo más seguro es que los dejará en algún lugar cualquier del Seúl de 1918, o más bien, de Joseon. Si mal no recuerda, el nombre de Seúl no existía todavía y seguían siendo un país completo... completo pero esclavizado por otros.
La casa de la mujer resultó ser del estilo tradicional de las dinastías más favorecidas de la historia coreana y Yoongi observó con verdadero gusto la arquitectura tradicional: la construcción de la casa en U y alrededor de un jardín que debido al inminente invierno era una mezcla de lodo y algo de polvo blanco que podría ser nieve. Los techos abovedados hacia abajo y los colores neutrales de la casa le devolvieron algo del aliento a la mujer cuando Taehyung la dejó en el escalón.
Ella ya no lloraba.
Pero su mirada era de terror.
.- ¿Está bien? – Se atrevió entonces a preguntar Taehyung, en un coreano formal suave mientras revisaba a la mujer de forma exhaustiva, limpiando sus ropas - ¿Le duele algo?
.- Ustedes... si nos escuchan...
.- No hay nadie cerca – le informó Yoongi, tratando de infundirle algo de confianza a la mujer mientras ella recuperaba el aliento.
Ahora que la detallaba bien resultaba aún más mayor de lo pensado, tendría tal vez unos 80 años y su cabello era completamente blanco, casi como la nieve que seguramente volvería a caer pronto. Su ropa, de color ébano lucía rota en algunos puntos y parecía raída debido al tiempo; Yoongi sintió que estaba viendo a su propia abuela tras una tarde en el campo de Dageu mientras la mujer miraba sus manos temblando y sus ojos volvían a enrojecerse por el llanto.
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Intermedios.
Romance¿Qué había al otro lado de esa puerta? Vkook - Yoomin. Contenido homosexual, violencia explícita. Portada hecha por: K-LCMM