19.- Silencio.

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Este capítulo ha sido patrocinado por el 99 aniversario del Movimiento Independentista . 


Es la primera vez que la sangre le produce arcadas.

Su cuerpo tiembla y se debilita mientras no puede dejar de ver cómo largos chorros de sangre roja y espesa parecen pintar alguna especie de macabro paisaje en la pared del fondo, impregnando el papel traslúcido y aferrándose a él como si fuesen una segunda capa. Jungkook siente que no puede mantenerse de pie mucho tiempo más, pero tampoco puede dejar de mirar todo el trágico cuadro frente a él.

Había visto a la muerte antes, pero es la primera vez que quiere arrodillarse y llorar.

Porque el hombre que hace tan sólo unos minutos le sometía contra la mesa, ha bajado el arma y permanece con su miembro todavía fuera del pantalón, porque la Madame se ha quedado muda y congelada junto a la puerta. Porque Jimin todavía le sostiene la muñeca y nadie hace ningún sonido por los segundos siguientes tras el disparo.

Incluso piensa que se ha quedado sordo, porque el silencio que parece haber tomado posesión de la sala de té después de que el estruendo resonase es adormecedor a tal punto que Jungkook se siente lejano, como un espectador indiscreto de una escena horrorosa. Piensa que se ha quedado sordo porque sólo puede aferrarse a la idea de que ha sido así.

Habría deseado tanto, tanto quedarse sordo.

Porque así no tendría que haber escuchado el gorgoteo de la sangre que brotaba de la garganta del chico que luchaba por vivir, sus manos temblando mientras permanece en el suelo presionando su cuello, ahí donde ha dado la bala y la sangre sale a borbotones. Jungkook no necesitó adivinar que el hombre ha fallado apropósito al disparar, que haber matado a ese niño de un simple tiro en la cabeza no era suficiente para él.

Para ese hombre, ese simple niño no merecía una muerte rápida, merecía saber cómo y por qué lo hacía mientras se aferraba en vano a vivir, luchando con respirar cuando la sangre inundaba su garganta y su boca. Luchando por vivir incluso cuando su vida era peor que cualquier infierno.

Ese hombre quería que fuese consciente de cómo moría, de cómo se desangraba.

.- Fóllatelo... - la voz del hombre rompió entonces con todo el silencio ensordecedor mientras se guarda el pene en el pantalón de su uniforme tan rápido como ha guardado su arma en la cinturilla del mismo – Querías follarlo, pues hazlo.

.- Está muriendo, se desangra – es lo que dice entonces la Madame, pero no se mueve del lugar en el que se ha congelado y tan sólo mira a los hombres que rodean el cuerpo del moribundo niño que ella misma les ha entregado - ¿Realmente quiere hacerlo con una basura tan lamentable? Tengo otros chicos...

.- Cállese – ordena el verdugo, su voz no da pie a ninguna réplica y la Madame se calla mientras mira hacia otro lado – Va a morir siendo lo que es... un puto.

Y Jungkook no quiere mirar, pero tampoco deja de hacerlo.

Ve al hombre que ha volcado la mesa hincarse sobre el cuerpo que aún batalla con la muerte mientras le gira de un solo tirón, dejándoles ver a todos el rostro pálido y ensangrentado, la boca llena de sangre espesa y sus ojos completamente en blanco. Lo ve arrodillarse mientras su pantalón se tiñe de la sangre en el suelo, subiéndole el kimono ya manchado hasta casi cubrir su cabeza y le abre de piernas.

Le abre de piernas mientras ese niño de sólo trece años se desangra sobre el tatami.

.- Páralo, páralo... haz que se detenga – susurra a Jimin, el airea se ha ido de su cuerpo, todo le pesa demasiado y de pronto es consciente más que nunca de las hojas afiladas que lleva amarradas a su cuerpo – Sempai... detenlo.

Intermedios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora