Yoongi contuvo la respiración, temeroso de hacer el más mínimo ruido que pudiera ponerlos en peligro. Sus ojos no se despegaban de la figura cautelosa de Jimin, que mantenía la vista fuera de la pequeña habitación mientras trataba de descifrar a quiénes le pertenecían las sombras que se cernían sobre la pequeña casa ornamental. Sus pequeños y regordetes dedos empuñaron la daga hasta ponerse blancos y Yoongi se vio tentado a ir hasta él y quitársela.
Las palabras de Jungkook mientras le decían que habían matado personas, le marearon. Quería arrebatarle a Jimin el arma para alejarlo definitivamente de ese destino que había decidido pero ¿qué derecho tenía para hacerlo? No podía ni siquiera maginar la magnitud del daño al que ambos chicos eran sometidos a diario, entonces ¿cómo decir algo al respecto?
El sonido de pasos poco discretos cortó el tenso silencio dentro de la habitación y Jimin bajó la daga de golpe mientras se enderezaba frente a la puerta, su cuerpo se tensó visiblemente antes de girarse y clavar sus ojos en Jungkook, que permanecía entre los brazos de Taehyung aún en la bruma del inconsciente.
.- Es la madame.
Jimin revolvió su cabello con cansancio mientras Yoongi sentía que todo el aire retenido escapaba de su cuerpo sin poder retenerlo más. La anciana se había acuclillado en el rincón, sus ojos colándose por la puerta semi abierta mientras trataba de discernir algo más que la oscura noche con sus cansados y ancianos ojos. Yoongi quería preguntar cómo lo sabía, cómo podía sólo con escuchar sus pasos, decidir que era ella y no alguien más.
Taehyung se le adelantó.
.- ¿Cómo...?
.- ¡Tsubasa – chan! ¡Tokaro – chan! – una potente y pastosa voz femenina cortó cualquier pregunta mientras Yoongi sentía cada vello de su cuerpo erizarse producto del miedo – Sé que está ahí mis queridos niños – siguió gritando la mujer en un japonés que Taehyung y Yoongi a penas y entendían – No quiero tener que llamar a la guardia, preciosos.
Jimin no pareció necesitar escuchar otra cosa antes de comenzar a buscar algo que ponerse encima. Yoongi caminó hasta él, tratando de detenerlo mientras Taehyung seguía sosteniendo a Jungkook entre sus brazos, anclado a él como si fuese su tesoro más preciado y era probable que lo fuera, en realidad.
.- Detente, no lo hagas... - Yoongi le susurró a Jimin mientras lo tomaba de la muñeca y evitaba que terminara de vestirse – No necesitas salir, nosotros... nosotros vamos a ayudarlos.
Había desesperación en su voz y Yoongi nunca se había escuchado a sí mismo tan desesperado desde que tenía trece años y peleaba a golpes con cualquiera que decidiera insultarlo. Nunca se había sentido tan frustrado con el mundo y consigo mismo como en ese momento, observando la sonrisa tenue pero triste que Jimin le dedicó antes de zafarse de su agarre con una caricia tan delicada como el toque de una flor.
.- Le pertenecemos a ella – fue la respuesta suave de Jimin – Debemos volver a ella...
.- No, no tiene que... por favor, nosotros...
.- ¡Mis niños, no tarden más! – gritó de nueva la mujer y el sonido de más pasos provocó que el cuerpo del menor temblara ligeramente mientras las luces producidas por velas fuera de la casa se proyectaban como monstruos dispuestos a tragarlos enteros en cualquier momento y sin que pudiesen hacer nada para evitarlo – Voy a quemar está casa, Tokaro – chan... voy a quemar con quien sea que haya dentro sino salen ahora, preciosos.
Yoongi no pudo detenerlo y en cuestión de segundos, y grandes pasos, Jimin salió de la habitación. El mayor corrió hasta la puerta, escondiéndose en la oscuridad mientras observaba el panorama desolador del patio exterior. La madame era una mujer menuda, incluso de menor estatura que Jimin y su cabello negro permanecía recogido en un bollo alto mientras su kimono rojo se arrastraba por la tierra.
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Intermedios.
Romansa¿Qué había al otro lado de esa puerta? Vkook - Yoomin. Contenido homosexual, violencia explícita. Portada hecha por: K-LCMM