Capítulo 1

17.4K 698 44
                                    

Aterrizamos en el aeropuerto de California un poco cansados y ahora nos encontramos buscando nuestro coche que compró mi padre aquí ya que el otro coche que teníamos era viejo y necesitabamos uno nuevo. El antiguo lo dejamos en un taller por si les interasaba alguna pieza.

Nos subimos al auto nuevo admirando cada detalle de éste, ya solo quedaría este trayecto para ir a nuestra nueva casa, la cual no tenemos ni la remota idea de cómo es. Mientras viajábamos estuve pensando en cómo sería, si tendría jardín con piscina, una mansión con 300 habitaciones... Bueno, creo que exagero un poco.

—¿Papá, queda mucho?—pregunta Dylan ansioso por ver nuestro nuevo hogar.

—No, solo queda unos... quince minutos, ¿Cómo estáis?

—Cansada—suspiro y miro la ventana.

Todavía no se me ha pasado del todo el pequeño enfado por irnos tan pronto pero dijeron que esta era la definitiva y los quise creer.

Durante el viaje me dedicaba la mayor parte del tiempo a observar el paisaje a través de mi ventana y cuando me aburría escuchaba música o molestaba un poco a mi hermano, para algo soy la hermana mayor, como él me molesta cuando estoy tranquila yo también se lo hago, en fin, cosas de hermanos.

Éste se encuentra mirando videos de YouTube en su tablet, mi madre continúa leyendo la misma revista de antes, mi padre conduce tranquilamente y relajado con unas gafas de sol puestas y yo estoy tan sumergida en mis pensamientos mirando la ventana que me quedo nuevamente dormida.

—Alisson, Alisson ¡Alisson Rose despierta!

—¿Mamá?

—Alisson, cariño despierta ¡Hemos llegado!

Abro mis ojos con un poco de dificultad ya que los rayos del sol me impiden ver.

—¿¡Ya!?—Me levanto de golpe dándome con la cabeza de mi madre—Perdón...

Hace un gesto de que no ha sido nada y sale afuera del coche.

Salgo yo también y veo a mi padre y mi hermano recostados en la parte delantera del auto. Por lo visto no han mirado la casa porque han estado esperando a que me despertara pero como tardaba mucho en hacerlo me ha tenido que despertar mi madre del profundo sueño que estaba teniendo.

—A la de tres os dais la vuelta, ¿vale? —Indica mi padre, Dylan y yo asentimos —y... uno ya podéis giraros.

Nos damos la vuelta a la vez, los dos nos quedamos sorprendidos al ver lo que tenemos ante nuestros ojos.

La calle es preciosa y espaciosa, es una fila de casas, eso significa que tenemos vecinos y espero que no sea una pareja con niños pequeños porque entonces no voy a poder dormir y soy de esas personas que se tirarían horas durmiendo.

Enfrente de mí hay un buzón blanco, todo está lleno de césped pero hay un camino de piedras que llega hasta la casa y ésta es enorme con muchos ventanales de colores claros. Al entrar en ella podemos ver que hay segundo piso, nada más entrar por la puerta a la izquierda está el salón un poco simple con una televisión colgada, un sofá largo gris y alguna estantería y plantas, a la derecha se encuentra la cocina, y me encanta porque es cocina Americana, que está conectada con el salón y eso significa que es muy espaciosa, los muebles son de color azul claro y hay una maravillosa isla de mármol en el centro.
En el segundo piso están las habitaciones de mis padres, la de mi hermano y la mía, mis padres tienen baño propio pero yo tendré que compartirlo con mi hermano.

Al entrar a mi habitación me quedo boquiabierta.

Es el triple de grande que la de New York, las paredes son color rosa pastel y hay un armario grande con pegatinas, un escritorio con un lapicero, una planta y otros detalles, los demás muebles también son muy bonitos de madera oscura, la habitación tiene un contraste de colores claros y oscuros que me fascina, pero lo que más me sorprende ver es un gran ventanal justo encima de la cama, me acerco a el para verla mejor.

—Es precioso—toco con mi mano el borde de la cristalera—Sí, definitivamente es lo más bonito de la habitación.

Mientras miro la ventana observo las vistas y puedo ver una de las habitaciones de los vecinos de al lado ya que tiene un ventanal igual que el mío, la habitación parece ser de un adolescente por la decoración y algunos dellates más que no puedo ver gracias a mi miopía. Además, la casa está lejos pero lo suficientemente cerca para ver que acaba de pasar una persona.

No me lo creo

Joder joder joder

Roja de la vergüenza me aparto rápidamente pero mi lado oscuro me recuerda que soy muy curiosa y desea descubrir quién es.

Y lo hago, según mi vista, parece ser un chico atractivo y alto. Me quedo mirándole por un rato hasta que él mira hacia mi dirección y rápidamente me muevo tanto que me caigo de la cama dándome con la cabeza en el armario de atrás.

—Auch—toco con una mano mi cabeza—con mi mala suerte seguro que tengo un chichón en la cabeza mañana.

Me levanto lentamente con cuidado de no caerme y me asomo para ver si se ha ido y así es, ya no se encuentra allí.

(...)

Después de varias horas mirando las redes sociales en mi cama con las cortinas puestas,—Por si aparece el chico de antes—mi madre me llama para poner la mesa.

Mientras cenamos comida rápida que mis padres habían pedido, hablabamos sobre que en diez minutos vendrá el camión de la mudanza ya que al mudarnos no tenenos nada de ropa.

Llevamos un tiempo esperando y nadie da señales de vida. De pronto llaman a mi padre.

-—¿Hola? Hola, buenas noches. Entiendo, ¿y qué vamos a hacer de mientras si no tenemos nada?—comenta mi padre, estoy atenta a la conversación para saber de qué está hablando—Vale, mañana por la mañana sin falta por favor—cuelga la llamada y se gira hacia nosotros.

—¿Qué pasa papá?—pregunta mi hermano.

—El camión de la mudanza ha tenido un accidente y no podrán venir ahora.

—¿Cómo?—frunzo el ceño—Papá... Necesito mis cosas.

Tengo una pequeña obsesión con mis cosas personales, básicamente no puedo estar sin ellas y necesito cambiarme de ropa.

—Lo sé hija, pero solo es una noche.

Solo una noche es mucho...

Iba a contestarle pero justo llaman al timbre. Doy un brinco porque no me esperaba que alguien llamara a estas horas de la noche.

¿Tan rápido se han enterado de que nos hemos mudado?

Casi se me olvida que fui vista por el chico de la ventana.

La voz de mi madre me saca de mis pensamientos.

—¡Voy yo!—baja las escaleras y abre la puerta.

Detrás de ella se encontra una mujer de unos 40 años, tiene unos ojos verdosos preciosos, su cabello castaño y rizado, es igual de baja que mi madre y yo, me fijo que en sus manos lleva una fuente con un bizcocho de chocolate dentro, sí, como las típicas madres que desean tener vecinos o como en las películas que todas son súper amables.

—Hola, buenas noches vecinos— Saluda con una sonrisa.

Editado

Mi Idiota Vecino✔️[COMPLETA] (EN EDICIÓN) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora