85. ★ Viaje del tiempo ★

10 3 0
                                    

Viajemos por el tiempo.

El pasado; cuando tuve incontables tropiezos en cada paso, sin encontrar algo donde apoyarme para mantener el equilibrio. Los instantes en los que necesité desahogarme con alguien y, la época que, para ese entonces, no le encontraba sentido a nada y dudé mucho encontrar felicidad diaria algún día.

A medida que fue pasando el tiempo cada pétalo de mi rosa se fue cayendo. Y pocos años después conocí el mundo literario, ese lugar que me ayudó a salir de mucho y a encontrarme a mí misma, sin necesidad de una persona. En ese momento, yo no esperaba la compañía de nadie porque había perdido mucho y ya me parecía normal perder otra compañía más.

Julio, 2019. Un mes antes de haberte conocido… Había alcanzado la cima en varias ocasiones, es decir, tuve avances que me hicieron sentir orgullosa de mí misma. Cuando volvía a sentirme insuficiente comparaba el antes y el después de mi vida, de esa manera, notaba todo lo que había hecho a costa de unos libros y un fan page que me hacía tener algo en qué apoyarme.

Tenía amistades que me querían, experimenté muchas cosas que me ayudaron a crecer, pero nada se compara a lo que sucedió a continuación.

Agosto, 2019. El mes que supe de ti a través de un grupo.

Septiembre, 2019. El mes que hablamos por primera vez, una pequeña charla respecto a un libro que se volvió nuestro siempre. Pasamos a hablar la siguiente noche, después a la otra y la que le seguía, volviéndonos parte de nuestro día a día. Nada fue fácil al principio, tú habías terminado una amistad importante hace poco y no querías que alguien más entrara a tu mundo. Yo…, yo solo no quería saber nada respecto a las amistades, solo andaba por la vida teniendo a una sola persona que estuvo siempre para mí y las demás solo fueron un pasatiempo que agradecía tener.

No olvido cómo me sentí esa primera semana en la cual intercambiamos palabras.
No olvido la curiosidad que me diste cuando te conocí.
No olvido esa calidez en mi pecho cada vez que hablaba contigo.
No olvido como un mes después todo había tomado forma y yo ya te amaba.
No olvido como cada día nuestras almas se fueron conociendo un poco más.
No olvido como solo éramos libros, anécdotas y pasatiempos.

Sobre todo, un amor del todo no correspondido.

Yo me había enamorado de tu forma de ser.
Me fui viendo cada día esperando por tu aparición.
Había comenzado a extrañarte.
Había comenzado a amarte.
Había comenzado a quererte todos los días de mi vida cuando tú ni siquiera te enterabas de lo que sucedía.
Por primera vez sentí miedo a un amor no correspondido.

El resto es historia, pero lo más importante. Nunca olvido cuando tú comenzaste a amarme, no de la misma manera que yo, pero lo hacías.
Me tomaste como mejor amiga.
Comenzaste a pensarme seguidamente y me dejabas mensajes en mi ausencia.

Hasta que todo se volvió mutuo.
Entre despedidas.

Después de todo el desarrollo de nuestro lazo, descubrí lo que es amar tanto a alguien que duele.
Descubrí que conocer a tu alma gemela y pensar en que la puedes perder, da temor.
Descubrí que muchas canciones terminan teniendo sentido.
Descubrí lo que es incluir a alguien en todos tus planes.
Descubrí lo que es pensar en alguien antes y después de dormir.
Descubrí lo que es el amor verdadero.
Descubrí que en cualquier lugar del mundo hay dos almas que son desconocidas y, en cualquier momento, chocarán para crear una historia como la nuestra. Entonces comprendí que no solo la literatura era mi escape: tú te habías vuelto uno. Aprendí a amar y a enamorarme y, sobre todo, aprendí que los defectos llegan a ser poco cuando lo que te genera la persona lo termina siendo todo.
Encontré un apoyo.
Encontré una luz.
Encontré un reflejo.
Encontré felicidad diaria.

Aprendí que el arte llega y, para ser sincera, no te pedí, tampoco esperé que lo fueras todo para mí, sin embargo, encontré en ti la noche estrellada que hace unos años atrás mi alma necesitó. No tenía una idea que había alguien que esperaba por el tiempo para clavarse en ella y ser dos en una.

Un alma para renacer.
Llena de primeras veces.

Precisamente por esto eres mi siempre, cielo estrellado.

Dos almas que no se buscaban, pero se encontraron.
Dos almas que al final lo arriesgaron todo; una noche estrellada y dos espejos.

La Noche Estrellada de Dos Espejos ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora